[Oct.2012] Fuimos a un restaurante llamado Al Conte Ugolino en Milán, no muy lejos del Duomo.
Fue fundado en 1935.
El interior no era tan diferente de los demás, pero se podía ver que los clientes vestían bastante elegantes.
Eran personas que comían con dinero de la compañía de a que trabajaban.
Primero nos sirvieron polenta con fuente boloñesa como un hors d’oeuvre.
Pedimos una copa de vino, pero el camarero nos trajo una botella y después de servirnos en nuestras copas, dejó la botella sobre la mesa.
Básicamente, él quería decir ‘A ver lo que pasa’.
Elegí ternera con fuente de calabacín, que tenía un sabor sutil refinado.
Lo interesante ocurrió en el momento del café, nos sirvieron una castaña asada en lugar de chocolate.
Al final, la factura no era tan elegante.
Podemos volver a este restaurante en el futuro.