[ Dic.2008 ] Tan pronto como entramos en la medina en Tozeur, una ciudad al sur de Túnez, fuimos perseguidos por un hombre, probablemente francés que parecía muy diferente de la gente local.
Él nos pilló por banda en la azotea mientras estábamos observando las vistas, pero entonces, como era de esperar, nos llevó a una tienda cercana.
Desapareció de allí y la gente en la tienda se hizo cargo de nosotros, eran vendedores muy experimentados.
Compramos dos pequeñas alfombras cada uno.
Recuerdo que después me arrepentí de no haber negociado más.
Pasamos mucho rato allí y Sala, nuestro conductor se preocupó y vino a buscarnos a la tienda.
Así que no pudimos ir recorrer la medina.
Este misterioso francés de mediana edad que trabajaba como ayudante de una tienda de recuerdos en la ciudad campesina de Túnez se convirtió en un tema de conversación para nosotros.
Mi amigo pensó que posiblemente este señor había perdido la memoria y había sido rescatado por gente bereber.
Recuerdo haber dicho que probablemente era un criminal relacionado con las drogas, y posiblemente aquel era su escondrijo.
Después de nuestras compras, regresó y nos pidió un poco de dinero, lo cual fue bastante patético.