[ Julio, 2018 ] El día que pasamos en Mestia, Georgia, tuvimos algo de tiempo libre luego de nuestro almuerzo.
Mestia es un pueblo pero parece que estuviese dividido en dos: uno es el lado dinámico con negocios, la policía, etc.; el otro es mucho mas tranquilo.
Decidimos caminar hacia la parte tranquila, que no habíamos visto.
En el camino, compramos un souvenir del modelo de la torre.
En un punto notamos que Ana, nuestra guía, estaba caminando detrás nuestro.
Ella no nos seguía, estaba buscando la iglesia llamada Iglesia Laghami de Transfiguración, a la cual ella había ido una vez.
Aparentemente, la parte tranquila de Mestia es llamada Laghami y es la parte mas antigua del pueblo.
No teníamos ningún destino en particular así que decidimos ir a esta iglesia con ella.
Nos llevó tiempo encontrar este lugar y cuando finalmente llegamos, nos dimos cuenta que la iglesia estaba cerca.
El numero de teléfono estaba en la puerta así que Ana llamó al dueño y la abrieron.
Había dos señoras de Bélgica que también querían ver la iglesia, así que entramos todos juntos.
Los dueños de esta iglesia son la familia Khojelani y fueron los dueños durante varias generaciones.
El anciano que abrió la iglesia era parte de la familia y era experto en la restauración de frescos.
Aparentemente, no solo restauró los frescos de esta iglesia, sino que también restauró los de 45 iglesias mas por ese área.
Lo especial de esta iglesia es que había dos pisos.
Primero visitamos el piso superior que había sido construido en el siglo 10.
Los frescos que se encontraban allí fueron pintados en el siglo 13.
El anciano nos explicó el significado de los frescos uno por uno.
Dice que una parte de los frescos que restaura no la toca así la gente puede ver las diferencias.
También visitamos la planta baja que fue construida por monjes en el siglo 8.
Los frescos de esta parte fueron pintados en el siglo 10, y sobre ellos hay frescos del siglo 12.
El color de los frescos del siglo 10 era mejor.
Él explicó el por qué, pero era relacionado con las técnicas utilizadas y no lo pude entender bien.
Las paredes externas de la iglesia tenían frescos desgastados.
Esta iglesia no es muy llamativa, pero yo diría que es el tesoro oculto de Mestia.
No figuraba en nuestra lista, así que estoy muy agradecida con Ana que nos llevó.
Yo le dije «Siento mucho que hayas tenido que trabajar para nosotros en tu tiempo libre», pero ella respondió «No fue trabajo en lo absoluto, disfruté mucho visitando la iglesia y escuchando al señor».
Ella ama la historia.
En nuestro regreso al hotel, en ese día caluroso, nos cruzamos con cerdos, una cerda y sus cerditos.
Para ese entonces nos habíamos acostumbrado a ver vacas por los caminos, pero los cerdos nos sorprendieron.