[ Feb.2019 ] Por los últimos años se nos hizo costumbre realizar viajes cortos a lugares más cálidos en esta época fría del año. Este año decidimos ir a Lisboa, Portugal.
El día que tuvimos el vuelo desde Londres, había una niebla muy densa por lo que tuvimos que esperar al rededor de una hora dentro del avión antes de poder despegar.
Finalmente pudimos despegar. El vuelo a Lisboa fue de 2 horas y media.
Llegamos bien al aeropuerto de Lisboa pero tuvimos un gran problema allí.
Mi marido que vió nuestra valija en la cinta, comenzó a correr hacia ellas y luego de algunos pasos le tiraron los músculos de la pantorrilla.
El dolor era tan fuerte que no podía caminar.
En ese momento él no sabía que le había pasado, así que luego de dejar la valija en el hotel nos tomamos un taxi hasta el hospital de emergencias.
Yo no hablo portugués pero cuando pronuncié «emergencia» en una forma latina, el conductor me entendió.
El lugar al que nos llevó fue un hospital de apariencia antigua llamado Sao Jose.
Estaba lleno de gente pero por suerte hablaban inglés en todos lados y eran muy amables, así que pudimos llegar al consultorio sin problemas.
El procedimiento era igual que en Inglaterra.
Luego de ser llamados le contamos a la enfermera lo que había pasado para que ella nos asignara al médico correcto.
El tiempo que esperamos no fue tan largo como en los hospitales de emergencias de Londres.
El médico hablaba inglés y fue allí donde descubrimos la distensión muscular.
De acuerdo al taxista que nos llevó de vuelta al hotel, los hospitales se están fusionando en Lisboa. Nos mostró un edificio en construcción y nos dijo «Esto solía ser un hospital pero lo están convirtiendo en un hotel ahora».
Luego de llegar al hotel me fui a comprar sola lo que el médico había recetado.
Descubrí que hay muchas farmacias en Lisboa.
Los empleados eran muy amables, por ejemplo en una farmacia no tenían lo que yo necesitaba así que un empleado me acompañó hasta la puerta y me mostró donde estaba la farmacia mas cercana.
Un par de muletas estaban incluidas en la prescripción del médico.
Para cuando volví al hotel mi marido había recobrado el espíritu positivo y fuimos a comer a un restaurante cerca del hotel, que fue recomendado por el conserje.
El nombre era O Raposo.
La entrada de calamar y bacalao que la amable moza nos sirvió no estaba en el menú.
Estaban condimentadas con aceite de oliva, perejil picado y cebolla, estaba muy rico.
Como plato principal me pedí bacalao asado y mi marido pidió un estofado de bacalao.
Un portugués conocido nos recomendó comer bacalao en Portugal y la verdad es que estaba delicioso.
Para el postre compartimos una porción pequeña de torta que la moza nos había recomendado.
Era muy dulce y denso así que compartirlo fue una buena idea.
Tomamos oporto luego de nuestra comida y la cuenta fue de €76.20, lo cual es muy razonable.