[ Sept.2018 ] El tifón pasó durante la noche y a la mañana siguiente el clima ya estaba bien en Sakata, Yamagata, Japón.
Nos levantamos temprano y nos tomamos el tren de las 7:55 de la mañana a Akita.
Era un tren pequeño, con solo dos vagones, y tardamos aproximadamente 1 hora y 50 minutos en llegar.
En Akita rentamos un auto y fuimos a la península de Oga.
Primero, paramos en la oficina de turismo.
La podes encontrar rápidamente porque hay dos enormes namahages parados al lado del camino principal.
Uno de ellos tiene 15 metros de alto aparentemente.
Preguntamos por algún buen restaurante en este área y nos recomendaron uno de mariscos al lado de un mercado de pescado, llamado «Kaisen-ya».
Pedimos un menú de sashimi que tenía como pescado principal el pleuronectiforme.
Estábamos muy satisfechos porque, no solo estuvo muy rico, sino también el precio fue muy razonable, 1,400 yenes (£10, €11, $12.50).
Luego fuimos al Museo Namahage y aprendimos sobre los namahages.
Un namahage es un oni (monstruo de cuerpo humano, cara roja o azul, cuernos y colmillos) que va a la casa de la gente a noche de año nuevo.
En el pasado si no trabajabas duro en el invierno y te sentabas mucho tiempo frente al hogar a leña, tenías algunas quemaduras de las chispas que saltaban.
Los namahage iban a las casas de esa gente vaga y les decían «Te voy a sacar las quemaduras» y les pedían que trabajaran mas duro.
Hoy en día su objetivo son los niños y les dicen cosas como «¿Fuiste un buen niño?».
Vienen a tu casa y hacen una especie de ritual de purificación.
Las personas deben recibirlos en sus casas con comida y sake.
Aparentemente, cerca de 80 hogares en la península siguen teniendo esta costumbre.
Luego de habernos convertido en namahages nosotros mismos en «la esquina de la experiencia namahage», fuimos a otra sala donde nos sorprendió la cantidad de namahages que había en exposición.
Fue toda una imagen.
La persona encargada nos contó que todos los namahages usan capas de paja, pero no hay reglas para las caras.
Hace mucho tiempo la gente las viene haciendo usando objetos personales.
Los namahages exhibidos no eran solo los que se usaban en el pasado, algunos de ellos se siguen usando hoy en día.
«Antes de la noche de año nuevo se las devolvemos a la comunidad» dijo.
Había una gran variedad de caras, lo cual era muy interesante.
En cierta forma es una forma de competencia para demostrar tu creatividad.