[ Dic.2019 ] Como estábamos planeado ver un ballet en la Opera de la Bastilla, en Paría, nos hospedamos en un hotel que se encuentra cerca de allí, llamado Hotel Albe Bastille.
Era un hotel de tres estrellas ordinario y típico de París, donde tenés todo en un espacio reducido.
Por ejemplo, como no había espacio para mesas de luz, habían unos agujeros en la pared para que los usemos para apoyar cosas.
Encontramos dos recepcionistas, uno hablaba griego y otro italiano, además de inglés, y ambos fueron muy amables.
Como estábamos en el medio de una gran manifestación general, no pudimos hacer muchos así que nos tomamos un descanso en la habitación por la tarde.
En ese momento, la Opera nos mandó un mail para hacernos saber que el ballet que íbamos a ver esa tarde estaba cancelado, como era de esperarse.
Y una amiga que vive en Fontainebleau y nos había dicho que iba a ir a París para vernos, nos dijo que no iba a poder ir porque solo funcionaba un tren para poder regresar a su casa.
Me pareció raro que una ciudad capital de un país del primer mundo quedara completamente paralizada por una manifestación general.
Eso me recordó de la vez que estuvimos en Bordeaux hace un par de años, durante el día de mayo. Aprendimos que ese día era casi tan importante como navidad para Francia.
Mientras oscurecía salimos a caminar al rededor del hotel.
En el shopping habían muchas personas que no parecían muy preocupadas por el estado del paro general.
Fuimos hasta la Opera de la Bastilla y encontramos un cartel pegado en la ventana diciendo que los shows de esa noche habían sido cancelados.
Era una pena pero no podíamos hacer nada.
Por cierto, nos devolvieron el valor de las entradas.
Antes de volver al hotel fuimos a la enoteca que se encontraba al lado del hotel.
Se llamaba Ici Méme.
Tenía una atmósfera linda y relajante.
Comimos una tabla de quesos y salames y tomamos una copa de vino tinto.
Nos dejaron probar tres vinos y elegimos el mas fuerte del sur de Francia.
Cuando lo probamos no lo sentimos pero luego nos dimos cuenta que era muy fuerte y para mi fue demasiado.
El sabor era agradable.
En cuanto a la tabla, parecía a las que pedimos en Italia pero los sabores tanto de queso como del salame eran diferentes.
Eran muy sabrosos y lo que mas me gustó fue el queso suave.
Los mozos eran muy amables.
Nos gustó mucho el lugar así que volvimos la tarde siguiente.
Compramos algunas botellas al final.
No se pueden llevar líquidos en aviones pero como viajábamos en tren no tuvimos problemas.