[ Ago.2016 ] En el segundo día de nuestra estancia en Varsovia, tuvimos unas cuantas horas libres antes de que nuestro tour reservado comenzase, así que decidimos ir a unas cuantas tiendas que había señalado en nuestra guía turística.
Primero fuimos a una tienda llamada Cepolia, que estaba a poca distancia de nuestro alojamiento.
Esta tienda vende artesanías polacas y parece ser que es una cadena de tiendas.
Estaban las mismas tiendas en el casco antiguo, pero fuimos a una bastante grande que estaba cerca de la estación central.
Tenían una gran colección de cerámica polaca pintada a mano, llamada Boleslawiec.
He visto algunos anuncios de alguna tienda en Inglaterra que vende este tipo de cerámica, pero prefiero comprarla en el lugar de origen.
Bueno, sería mejor que pudiésemos ir a la ciudad del mismo nombre, donde realmente se hacen, pero está situada muy al oeste del país y no creo que fuese fácil llegar hasta allí, así que decidimos comprar algunas en esa tienda .
Compramos un plato grande para agregar a nuestra colección y un recipiente de mantequilla.
Aparte de eso, compramos tarjetas hechas a mano y servilletas de mesa con dibujitos brillantes, además en el otro extremo de la tienda encontré chaquetas de piel.
Era piel de oveja muy agradable y suave.
Y para mi sorpresa valían tan solo 500 zloty (95 libras o 115 euros).
Así me que olvide del calor que hacía y me la probé.
Las mangas eran demasiado largas (me sucede a menudo) pero por lo demás era perfecta.
Aunque se trataba de una chaqueta de piel, el diseño era casual, y me gustó, así que me la compre a mediados de verano, en Agosto.
Cuando salimos de dicha tienda, buscamos otra tienda, llamada Neptunea en el casco antiguo de la ciudad.
Según nuestra guía turística, esta tienda vende accesorios polacos.
Pero la tienda que nosotros encontramos, debió de haber cambiado, porque vendía joyas de piedras semipreciosas.
A mi madre y a mi nos encantan las piedras, así que estábamos lejos de sentirnos decepcionadas, incluso se puede decir que nos emocionamos.
Había un dependiente muy simpático en la tienda, que hablaba un poco de japonés.
Así que no hace falta decir que compramos algunas joyas allí.
Por cierto, mientras estábamos buscando aquella tienda hicimos un descanso en la sombra.
Un grupo de turistas chinos, vinieron y se sentaron al lado nuestro, aunque el espacio era muy limitado.
No les importaba rozarse con extraños en el banco.
Estaba impresionada.
Su sensación de la distancia entre persona y persona, era tan diferente .
Por supuesto como hay tantas personas en China, verían algo natural estar obligados a mantenerse uno cerca del otro, supongo.