[ Ene.2015 ] Cuando llegamos a la Abadía de Chiaravalle en Milán, era casi la hora de la comida.
Así que fuimos a un restaurante cerca de la Abadía.
El nombre era Locanda Chiaravalle.
No sabíamos nada sobre este restaurante, pero al final nos fuimos más que satisfechos.
Primero, cuando entramos allí, admiramos su interior sofisticado.
Podíamos percibir leyendo el menú que cocinaban con alguna política.
Elegí bistec de carne de la granja vecina, que estaba muy bien asado y sabroso.
Nos gustó mucho también el vino y el postre.
Me sorprendió ver al que parecía el propietario que era bastante joven.
La camarera era muy joven, también, ella hablaba suavemente y creó un ambiente elegante.
Fue realmente una buena experiencia, el encontrarnos con este restaurante.