[ Sept.2019 ] Todas las mañanas que pasamos en Rodas, Grecia, desayunábamos en un café que estaba en la parte antigua del pueblo.
Fuimos al mismo dos veces, el de la cotorra roja, porque la persona que nos atendía era muy amable pero el último día caminamos un poco mas y encontramos una pastelería con clientes locales adentro.
Compramos dos panes grandes y dos tazas de capuccino que salió €10, que era la mitad que el café que mencioné.
Esa era la diferencia entre el precio turista y el precio local.
Ese día fuimos a la pared de la ciudad que no la habíamos visto todavía.
En el camino, cerca de la mesquita Ibrahim, que habíamos visitado el día anterior, había una barbería abierta.
Así que mi marido se cortó el pelo.
Fue muy barato, el corte de pelo salió €6 y la afeitada €2.
Supongo que era el verdadero precio local.
Mi marido conversó un poco con el barbero.
Él le dijo «Habían mas turistas el año pasado pero este año parece mas inestable. Igual no perjudica mi negocio».
También dijo que en invierno la mayoría de los locales cierran y es muy tranquilo el lugar.
Luego de que mi marido se cortara el pelo fuimos a caminar por el muro.
La entrada costaba €2 por persona.
El muro era muy ancho y se veía muy fuerte.
Algunos lugares estaban duplicados.
Era muy diferente de la muralla en Loncoln, Inglaterra, que habíamos visitado el año pasado.
Según nuestro libro, la circunferencia es de 4km y durante la época de los caballeros, cada una de las 7 «lenguas» tenía asignada una porción específica de la muralla la cual debía proteger.
Solían haber 7 puertas en la muralla y reforzaron la muralla construyendo torres.
La altura de la muralla es de unos 10 metros, así que mientras caminábamos sobre ella pudimos ver la ciudad desde diferentes perspectivas.
Lo que mas sobresalía eran los domos redondos.
Los domos de las iglesias ortodoxas griegas y el de la mesquita eran muy similares.
Las ordinarias casas residenciales eran muchas así que la vista del pueblo era caótica.
Al mirar mas allá se veía el mar azul.
Hacía bastante calor ese día así que caminamos bastante bajo el sol.
Y para el momento en el que nos empezamos a preocupar «tendremos que desandar todo el camino que hicimos para poder salir?» encontramos unas escaleras para bajar y nos sentimos aliviados.
Según nuestro mapa caminamos por las secciones de lengua de Alemania, lengua de Auvernés, lengua de España, lengua de Inglaterra y lengua de Provenza, y bajamos antes de llegar a la lengua de Italia.
Luego de bajar caminamos un poco y llegamos al Mini Mart que ya habíamos visto anteriormente. Parecía que habíamos adquirido un sentido de la orientación mas allá de que el pueblo antiguo era una especie de laberinto.
