[ Aug.2013 ] En el viaje al lago Maggiore, lo que más ganas tenía de ver era el monasterio.
Se llama ermita de Santa Caterina del Sasso y está pegada a una gran roca.
El comienzo fue que a finales del siglo XII, un comerciante rico llamado Alberto Besozzi naufragó y rezó a St. Catherine diciendo: ‘Si me salvas, te dedicaré toda mi vida’ y de esta manera fue salvado.
Entonces le dio todo su dinero a los pobres convirtiéndose en ermitaño y viviendo en una cueva de por allí.
A principios del siglo XIV, obtuvo el estatus canónico y en el siglo XVII, 14 personas vivieron allí, siendo este el punto culmine de la ermita.
La iglesia, que actualmente está abierta al público fue construida a finales del siglo XVI.
Todavía hacen misa allí y cuando entramos, mucha gente la estaba esperando.