[ Jun.2019 ] Mas tarde en nuestra visita guiada en Niagara, Canadá, vimos la central hidroeléctrica moderna y el reloj floral.
Canadá y Estados Unidos comparten las ganancias que produce el agua del río Niagara, aparentemente.
Nuestro guía Tiernan bromeó «Esto es por el momento. La idea de construir un muro entre Canadá y USA no ocurrió todavía».
El Reloj Floral fue diseñado por los estudiantes locales de horticultura y su diámetro es un poco mas de 12 metros.
Aparentemente se replanta dos veces al año.
Habían muchas personas haciendo picnic al rededor y muchos de ellos eran musulmanes, recordándome de las escenas que vi hace varios años en Shiraz, Irán.
Luego nos dirigimos a nuestro último destino del día, Niagara on the Lake.
El pueblo se encuentra ubicado en el punto donde el Río Niagara se une con el Lago Ontario y solía ser la capital de Upper Canada, una colonia inglesa.
La guerra de 1812, que se libró entre Reino Unido y Estados Unidos para luchar por los territorios de Canadá, Costa Este de USA, Lago Ontario y otros lugares mas, destruyó el pueblo que fue reconstruido mas adelante.
El pueblo actual es el resultado de la restauración de 1950.
Según Tiernan una vez un turista le dijo «Este pueblo no se ve realista, parece un set de película».
Estoy de acuerdo con él porque era muy lindo como para que gente viviera allí.
Vimos algunos carruajes muy lindos para turistas por las calles y también vimos personas que pedían por los derechos de los animales, eso fue mas realista.
Había un museo de una antigua farmacia, así que entramos.
El edificio era de 1820 y se convirtió en farmacia en 1866, cuando lo renovaron.
Aparentemente es un ejemplo de un establecimiento comercial durante el tiempo de la confederación.
Era una de las farmacias mas antiguas de Canadá hasta que cerró en 1994.
Aprendí eso leyendo el cartel que se encontraba al lado de la puerta del museo.
Habían muchos negocios atractivos y cafés en el pueblo y uno de ellos era una joyería.
Algo que esperaba ver en Canadá eran buenas piedras semipreciosas.
Hay muchas minas en Canadá así que deben haber muchas piedras naturales para hacer joyas.
Conocía la labradorita de la región Labrador, pero esperaba ver mucho mas.
La vendedora de la joyería me dijo que las piedras de Canadá son la amolita, que es muy colorida y el jade, de un verde apagado.
No me gustó ninguna de ellas, así que compré uno aros de turquesa púrpura que no tiene nada que ver con Canadá.
La etiqueta decía que el precio era 75 C$ ($56.3, €50.5 £46.7) pero terminé pagando mas de 90 C$.
El dinero extra era el impuesto llamado armonización tributaria.
En Canadá el valor de ese impuesto es diferente según el lugar, por ahí es por eso que no lo ponían en la etiqueta. Para nosotros eso no tenía ningún sentido y no nos pudimos acostumbrar.
En Europa los impuestos están incluidos en el precio que se ve en la etiqueta.
Incluso hacia el final de nuestro viaje, mi marido se quejó de una vendedora porque él creía que ella había calculado mal el precio total de la compra, pero en realidad él estaba errado porque no había incluido el valor de los impuestos.
Otra cosa a la que no nos acostumbramos fue al sistema de propinas.
Hacia el final de nuestro tour, Tiernan, pasó un sobre y todos pusimos plata, fue una forma concienzuda de colectar propinas, me pareció.