[ Junio 2017 ] Visitamos Amsterdam en los Países Bajos después de la última vez hace seis años.
Como todo el mundo sabe, los holandeses son personas altas, Ya me dí cuenta de ello rapidamente la última vez que estuvimos allí, y de nuevo en el inodoro de la estación de trenes de cercanías del aeropuerto.
Sorprendentemente, la tapa superior del inodoro era más alta que el nivel de mis ojos.
Me sentí como si fuera una niña otra vez.
Fuimos a la ciudad en tren, charlando sobre el tema: «A pesar de que hay muchas personas altas, no se oye que el equipo de baloncesto de los Países Bajos sea muy bueno, ¿Verdad?».
Amsterdam es una ciudad muy bonita.
No tiene un impacto tan fuerte como Venecia, pero los canales y los edificios característicos hacen que la ciudad posea un ambiente único, que me hace querer hacer muchas fotos.
Esta vez comenzamos nuestro viaje tarde, cuando llegamos allí, era la hora de comer, así que tan pronto como dejamos nuestro equipaje en el hotel, fuimos a la ciudad a buscar un restaurante.
Caminamos por la ciudad siguiendo la información de internet y finalmente fuimos a un restaurante llamado Lt. Cornelis, especializado en la cocina holandesa.
El ambiente allí era bastante elegante y la gente estaba comiendo tranquilamente.
Una pareja de ancianos sentados en la mesa contigua, estaban con un perro al cual también le estaban dando de comer, aquello fue un poco molesto para mí, pero el perro no se acerco en ningún momento a nosotros, así que al final también pudimos relajarnos.
En este restaurante, no tenían muchos platos dentro del menú, por ejemplo, sólo había 4 opciones de principales.
Elegí un plato de cordero y mi marido eligió ternera.
El camarero vino con el plato y nos explicó todo al detalle, lo cual me pareció bastante elegante.
Mi plato de cordero estaba compuesto de tres partes diferentes de una oveja y estaba adornado con espárragos blancos.
Era muy sabroso, pero la salsa era bastante simple, lo que me recordó a típicas salsas de los pubs británicos.
La carne de mi marido parecía bastante rica también.
El personal fue muy amable y servicial, pero muy a mi pesar no recomendaría este hotel a cualquiera.
No es un lugar para venir cuando estás muy hambriento.
La elección del postre fue pobre, también, así que pedimos unos vasos de vino de Port para acompañar.
Les llevó tanto tiempo traer los vasos que pensamos que se habían ido a Portugal a buscarlo, cuando los probamos tenían un sabor bastante débil.
Incluyendo el aperitivo y los vasos de vino, la factura fue de € 72.40 (alrededor de £ 65 o $ 87), que no estaba tan mal para ser un restaurante de lujo.
Era una temporada agradable en Europa, los días eran más largos, con lo cual pudimos disfrutar viendo la hermosa vista del brillo de la noche que se refleja en el agua del canal.