[ Sept.2019 ] Como llegamos a Rodas, Grecia, de noche no pudimos ver bien el lugar el primer día pero la mañana siguiente la vista desde nuestra habitación me levantó.
La calle de piedras por la que habíamos arrastrado nuestras valijas la noche anterior era muy linda.
Nuestro hospedaje se ubicaba en una zona tranquila en la ciudad vieja y vimos una iglesia antigua muy cerca.
Primero buscamos un lugar donde desayunar.
Habían algunas personas en el Mini Mart, donde nos habíamos bajado del taxi la noche anterior, así que les preguntamos.
Nuestro hospedaje fue una casa, lo cual era muy interesante pero el problema era que no había recepcionistas así que no era fácil conseguir información.
Caminamos hacia el centro de la ciudad vieja y encontramos que estaba lleno de turistas, negocios, restaurantes y cafés.
Desayunamos en uno de los cafés.
Nos sentamos en una mesa al aire libre y pedimos creps con cappuccino.
La ciudad antigua de Rodas es uno de los patrimonios de la humanidad de la UNESCO.
La razón es que es una ciudad medieval bien mantenida, construida por la Orden de Caballeros de St John de Jerusalem.
Según nuestro libro, el almirante genovés que había estado gobernando el lugar, lo vendió a la Orden de Caballeros en 1306.
Durante 3 años los isleños pelearon contra la Orden pero Rodas cayó el 15 de mayo de 1309.
En 1522 fue sitiada por las fuerzas turcas, lideradas por Suleyman I y el pueblo se rindió.
Fue el fin del la Orden.
Nuestro libro dice que había un caballero desafectado llamado D´Amaral que le dijo a los turcos los puntos débiles del castillo y esa fue la causa de la derrota.
El traidor y sus cómplices fueron condenados a muerte pero los turcos tomaron el pueblo de todas formas.
Los caballeros llegaron a un acuerdo con los turcos para poder irse de Rodas con sus pertenencias pero los isleños sufrieron las consecuencias.
Los expulsaron de la ciudad antigua y allí vivieron turcos y judíos.
Los turcos gobernaron por 390 años.
Luego del almuerzo salimos de la ciudad vieja para ver el mar azul y de repente decidimos subirnos a uno de los buses «Hop on hop off» que pasaba por el puerto donde un gran crucero se encontraba amarrado.
Y fue una mala decisión.
Nos costó €12 por persona pero estaba completamente lleno, el auricular estaba roto y la explicación en inglés se escuchaba de a momentos, además no pararon donde debían.
Fue una pérdida de dinero.
No bajamos hasta que volvimos a donde habíamos salido. Nos dirigimos a la oficina de turismo.
La persona que nos atendió era profesional y nos brindó mucha información.
Deberíamos haber ido allí primero.