[ Dic.2018 ] En nuestro último día de estadía en La Laguna, la antigua capital de Tenerife, España, paseamos mucho por el lugar.
Queríamos hacer el tour que ofrece la oficina de turismo, el cual estaba recomendado en el libro turístico que habíamos comprado pero, lamentablemente, no lo ofrecían a fin de año que es cuando estuvimos allí.
Así que comenzamos nuestro propio tour caminando por el mercado, que había estado cerrado el día de navidad.
Solemos ver esta clase de mercados cerrados grandes en España y en Sudamérica también.
Lo primero que notamos en este mercado era que vendían carne de conejo, con la cabeza incluida.
También había una gran variedad de pescados.
También vendían las papas pequeñas que habíamos comido en varios restaurantes.
En otro lugar, un poco alejado del mercado, vendían pollos vivos en jaulas.
Me pregunto si la gente de aquí compra los pollos vivos y los ahorcan ellos mismos para después comerlos.
Luego de visitar el mercado nos dirigimos hacia el Convento de Santa Clara, que no estaba lejos.
Allí compramos una entrada (€7) que nos permitía visitar 6 lugares, incluyendo el convento. Esto nos lo habían recomendado en la oficina turística unos días atrás.
De acuerdo con el panfleto que nos dieron allí, la historia de este convento data del siglo 16.
Las primeras monjas llegaron desde Baeza y otros lugares de España continental.
Al principio las monjas vivían en lugares alquilados, hasta que un día una mujer les ofreció su casa a cambio de que sus tres hijas fueran aceptadas en la orden.
Ese fue el comienzo del convento. El edificio que vimos nosotros fue el que se construyó en 1697, luego de un gran incendio.
Se comenzó la restauración del edificio en 2010 y actualmente es un museo que exhibe piezas invaluables, tales como pinturas y esculturas, del convento original.
No se podían tomar fotos de las exhibiciones lamentablemente pero quedé muy sorprendida por un fantástico cuadro llamado «Virgen de Candelaria», realizado a principios del siglo 18 por el artista Domingo de Bante.