[ Dic.2018 ] Pasamos navidad y año nuevo en Tenerife, una de las islas Canarias de España.
Tenerife es un destino popular para los ingleses, alemanes y personas que viven en el norte de Europa que buscan sol. Es conocida popularmente como una isla donde los jóvenes de los lugares antes mencionados van de fiesta, es similar a Costa del Sol.
Mis expectativas no eran muy altas porque me imaginaba lo que debía ser el lugar. Pero pasamos unos días estupendos, pudimos disfrutar del buen clima y los paisajes sin cruzarnos con gente borracha.
El clima fue mas cálido de lo que yo esperaba y parecía que habíamos viajado al hemisferio sur.
Fuimos allí en vísperas de navidad.
El vuelo desde el aeropuerto de Gatwick, en Londres, tardó aproximadamente 4 horas y media en llegar a destino. Tuvimos turbulencias en la mayor parte del trayecto.
Estaba esperando ver el mar cuando nos acercáramos a Tenerife pero, si bien el pronóstico decía que iba a estar soleado, estaba todo blanco y no pudimos ver nada.
Quisimos tomar un micro desde el aeropuerto hasta La Laguna, donde estaba nuestro hotel. Según nuestro libro turístico, había una gran cantidad de rutas en la isla.
La oficina de información turística no estaba dentro del aeropuerto, sino que se encontraba afuera, en un edificio separado.
Aprendimos como llegar al hotel en micro y nos compramos una tarjeta prepaga, para poder subir a los colectivos, llamada ten+.
Aparentemente sale un 30% menos pagar con esta tarjeta que pagarle al conductor.
La tarjeta costó €2 pero la podíamos compartir con mi marido.
El único problema es que no te devuelven la plata que no usaste, así que tenés que gastarla toda.
Dentro del aeropuerto podés comprar la tarjeta en un negocio de celulares llamado Lycamobile.
Compramos la tarjeta ten+ y nos subimos al colectivo número 111, que justo se estaba por ir.
El colectivo fue hasta Santa Cruz, que es la capital de la isla. Eso tomó al rededor de una hora.
En el camino pudimos ver lo seca que es la isla.
El paisaje con arbustos y cactus estuvo en una gran parte del trayecto.
Vimos varios molinos eólicos.
Cambiamos micro en la estación de Santa Cruz. Nos tomamos el número 108 y el viaje fue muy corto.
La estación de colectivos en La Laguna parecía estar en las afueras así que tomamos un taxi hasta el hotel.
El nombre del hotel era La Laguna Gran Hotel, y era encantador.
Cuando entramos al hotel lo primero que vimos fue el patio interno, lo que me recordó a Andalucía y a Cuba.
Nuestra habitación era espaciosa.
Sabíamos que la mayoría de los restaurantes cerraban temprano ese día porque era la tarde antes de navidad, así que decidimos cenar en nuestro hotel.
Solo tenía menú navideño que costaba €50 por persona, lo cual no era barato, pero tanto la comida como el ambiente fueron mucho mejores de lo que esperaba.
La mayoría de las personas que estaban allí eran locales que querían tener la cena de navidad con sus familias.
Había cerca de 120 personas y todo estaba decorado muy bonito.
Sobre una de las paredes estaban proyectando una ventana con un paisaje nevado de fondo.
Supongo que nunca ven nieve allí.
El menú incluía varios platos, como por ejemplo uno de langostinos, bife de lomo y canilla libre de vino.
Los 5-6 mozos eran realmente profesionales, se movían rápidamente entre las mesas y nunca se olvidaron ni de nuestros pedidos ni de rellenar la canasta de pan.
Estábamos muy felices y disfrutamos del espíritu navideño, que era algo que no esperábamos.