[ Abr.2017 ]Estábamos planeando ir al restaurante de los gondoleros que fuimos la última vez en el día.
Pero para llegar allí, habríamos tenido que cruzar el concurrido San Marco y solamente de pensarlo me daba cansancio.
Entonces me acordé de otro restaurante que fui cuando me alojé en la isla Lido hace más de 10 años con mis amigos.
Porque en aquella época fuimos allí unas cuantas veces, me acordé del camino.
Fuimos por el estrecho callejón al lado de un precioso hotel llamado Danieli, desde el puerto y viendose a la derecha a un pequeño puente.
El restaurante llamado Trattoria Rivetta estaba al pie del puente.
Yo estaba caminando preguntándome ‘¿Todavía está allí?’ ¿Tendrá el mismo ambiente? Y al final, cuando entramos nos encontramos el restaurante tal y como yo lo recordaba.
Cuando entramos, los clientes ya no sólo eran locales sino que incluso había algunos japoneses.
Tenían un menú japonés.
Los camareros allí eran todos entrados en edad y llevaban un jersey y un chaleco rojos.
Cuando empezamos a mirar el menú, uno de ellos vino con un plato de risotto de mariscos, diciendo «Acabamos de hacer esto. ¿Te gustaría pedirlo?».
Así que lo pedimos y estaba muy bueno.
Cuando el camarero regresó a recoger los platos, le dijimos que estaba muy bueno y parecía contento como si fuese a decir: «Te lo dije».
Pedimos cualquier otra recomendación y dijo en japonés «Kani no furai (cangrejo frito)».
Era el cangrejo Moeche de concha blanda.
El que comí el día de antes estaba estofado, pero esta vez fueron fritos (foto arriba).
La ración era de cinco o seis.
Tenían una textura especial y buen sabor, también.
Por cierto, inmediatamente nada más pedir el plato, le pregunté a mi marido: «cuesta 25 €, ¿Está bien?».
Bueno, peguntarle fue un poco anticuado y políticamente incorrecto, pero de todos modos, este era uno de sus menús caros y valió la pena.
El plato de calamar de mi marido tenía también muy beuna pinta.
Mientras estábamos comiendo, el restaurante cada vez se llenaba más y más, incluso se empezó ha hacer fila.
Todos aquellos veteranos camareros estaban trabajando muy profesionalmente y eficientemente, lo que me hizo sentir que este era el típico restaurante italiano con la cultura de alimentos ricos.
Fue realmente satisfactorio comida.