[Enero, 2012] Hace años, cuando visité Portugal por primera vez, busqué in lugar llamado Castella, sin saber que las tortas de castella son pasteles de limón.
Más adelante, hace unos años, supe que unos compañeros de trabajo tenían una tienda de castella en Lisboa.
Un portugués que fue a Japón probó Castella y aprendió cómo hacerlo en un antiguo taller de Nagasaki, entonces regresó a Lisboa y abrió una tienda con su esposa japonesa.
Y esa es la Castella de Paolo.
En la tienda había mucha gente local.
La castella tenía in sabor buenísimo y compramos una barra para casa.
Por cierto, a los portugueses les encantan los dulces.
Cada ciudad tiene varias pastelerías que venden pasteles muy dulces y pesados.
Entonces, es natural que hayan dejado una tarta en Japón, cuando llegaron en el siglo XVI.