[ Dic.2019 ] En el último días de nuestras vacaciones cortas en París fuimos a comer a un restaurante-carnicería llamado Les Provinces Boucherie-Restaurant.
Estaba ubicado en el medio de un mercado de comida llamado Marche d’Aligre.
El espacio para comer era limitado y como solo eramos dos, nos hicieron un lugar en una gran mesa donde habían otras personas.
Parecía un lugar popular y algunas personas hacían fila para comprar algunas cosas que estaban detrás de un vidrio.
No es un lugar relajante pero es muy interesante.
Compartimos una tabla de jamón y salame de entrada y como plato principal ambos ordenamos solomillo.
Era una gran porción que casi se salía del plato.
Para ser honesta el sabor de la carne no era nada especial pero las papas que venían de acompañamiento me sorprendieron por su gran sabor.
Las opciones de las jarras de vino eran bordeaux o beaujolais y elegimos el primero, pero sabía algo suave.
Costó €66.20.
Las personas con las que compartíamos la mesa eran un hombre anciano que podría haber sido japonés y una madre, también oriental, con su hija que era mezcla.
Luego del almuerzo abundante fuimos hacia el Museo de la Orangerie porque los tickets que habíamos comprado el día anterior lo incluían.
Seguían con las manifestaciones generales en París pero la línea principal de metro funcionaba así que la usamos.
Tomamos el metro desde Lyon a Concorde y caminamos desde allí.
No tuvimos que hacer fila para entrar al museo.
Lo principal del museo es la pintura de los nenúfares de Monet pero antes de verla tuvimos que correr al baño del subsuelo.
Para mi gran sorpresa los inodoros eran Washlet (una marca japonesa)
Es la primera vez que los veía en espacios públicos en Europa y América.
Estaba impresionada.
Vimos la exhibición especial primero.
Era la colección de una persona llamada Félix Fénéon.
No lo conocía pero aparentemente era una gran figura del mundo del arte entre fines del siglo 19 y principios del 20 y fue la persona que descubrió a Seurat, el famoso pintor de puntillismo.
Las pinturas con puntillismo eran muy lindas y tenían colores apagados.
Subimos para ver los nenúfares.
No recuerdo la cantidad de veces que estuve en el museo pero si recuerdo que la primera vez que vi la pintura estaba muy conmovida.
Nos obras maestras, ¿no les parece?
Mi marido estaba muy entusiasmado porque encontró una cara en una de las pinturas.
Bueno, podría ser una cara…
Él se sintió contento luego de encontrar una página web que hablaba de la misma «cara» que él había encontrado.
Compré una funda para anteojos en el museo y luego nos fuimos.
