[ Ago.2019 ] Caminamos desde Piazza IV Novembre hacia el Arco Etrusco, Perugia, Umbria, Italia.
Caminando hacia el este desde la catedral de San Lorenzo hacia la Via Battisti, nos encontramos un punto con una vista fantástica.
Se veían muchos techos con tonos anaranjados, que es algo típico en Italia.
Había una calle angosta con una escalera que se perdía entre las casas, lo cual era inusual.
Seguimos caminando y encontramos una plaza donde se encontraba el Arco Etrusco.
Cuando Perugia era un pueblo de gente etrusca, era la puerta norte del pueblo.
Otro nombre que se le da al arco es Arco de Augustus.
Es es porque el emperador romano Augustus lo restauró en el siglo 1 d.C.
La galería arriba de la puerta fue agregada en el siglo 16.
La plaza donde se ubica el arco se llama Piazza Fortebraccio.
Uno de los edificios que miran hacia la plaza se llama Palazzo Gallenga Stuart que contiene la universidad para extranjeros que le enseña italiano a los estudiantes extranjeros.
Aparentemente cada año miles de estudiantes de 100 países diferentes van allí a estudiar.
Perugia tiene una larga historia cultural y es un centro de estudios desde el siglo 14. La universidad fue fundada en el mismo siglo.
Pasamos por debajo del arco, subimos por una calle angosta y salimos a una plaza, del otro lado de la catedral de San Lorenzo, llamada Piazza Danti.
Desde allí fuimos al restaurante La Taverna, que habíamos reservado con anticipación.
La atmósfera del restaurante era un poco elegante.
Yo pedí un plato de hígado de terera.
Estaba cocinado en una crema como el stroganoff y estaba muy rico.
Mi marido comió salchichas y nuestro amigo pidió lomo, ambos platos eran ricos.
Nuestro amigo y yo compartimos una torta de chocolate de postre y mi marido pidió un Vin Santo.
Nos sirvieron un vaso con licor de chocolate y la cuenta fue de €118, que me pareció razonable.
Lo único olvidable del lugar fue la moza.
Era particular así también como las joyas que usaba y no era italiana.
Eso no importaba pero cuando mi marido le pidió el número de teléfono de un taxi, ella se negó y le dijo «Estoy ocupada», aunque no habían muchos clientes en ese momento.
Mi marido le dijo «Espero» y ella le dió el número.
No se puede aceptar esta clase de actitud en la industria de servicio, ¿no?