[ Ene.2016 ] Gabriela, la guía local que nos acompañaba en Bariloche, Argentina, nos llevó a un sendero en un bosque.
Este sendero se llamaba Sendero de Arrayan, cuya longitud era de 2,85 km.
Ella parecía muy feliz explicando sobre flora y fauna del bosque detalladamente.
Este bosque fue gravemente dañado en el momento de la erupción del volcán en 2011, pero ahora poco a poco etá volviendo a la vida.
La regla que tienen instaurada es que la gente no debe hacer nada con las plantas muertas, si no que dejan que la naturaleza cuide de ellas.
El llao llao, que era el nombre de un hotel cercano, es un tipo de fruta de color naranja y tiene un sabor dulce.
Ella dijo: «Mis hijos a menudo los recogen y los comen».
Pensé que ella era una especie de entusiasta de profesional de la naturaleza, pero de hecho ella solía trabajar como azafata de vuelo en British Airways.
El agua del lago que estaba escondida en el bosque estaba tan limpia.
Almorzamos en una nueva cantina cerca del lago.
Me pedí un sandwitch llamado «Milanesa» que tenía un material remotamente similar a Cotoletta alla Milanese en el pan y y la levadura negra.
La botella de cerveza grande nos la sirvieron con un refrigerador como si fuese una botella de vino blanco.