[ Oct.2019 ] Como queríamos comer algo auténtico de Bologna, fuimos hasta allí desde Milán, Italia.
Hacía tiempo que no habíamos ido.
Al restaurante al que fuimos se llamaba Trattoria della Gigina y estaba en los suburbios, donde ya habíamos estado hacía unos años.
Esta vez fuimos a la sala que estaba en la parte de atrás del restaurante.
Nos trajeron dos menús, el que tenía los precios se lo dieron a mi marido y el que no los tenía me lo dieron a mi.
Hay muchos lugares en Italia donde siguen haciendo esto.
La primera vez que vi ese sistema me sorprendí y me molesté porque pienso que es muy sexista pero ya me acostumbré.
Pedimos una Antipasto Gigina como entada, que consistía en cuatro comidas diferentes.
El mozo nos dijo que las comiéramos en orden.
La primera era bife, la segunda filete tártaro, la tercera salchicha y la cuarta vitel toné. Todo estuvo delicioso.
Como plato principal nos pedimos, por supuesto, tallarines con boloñesa.
Estuvo riquísimo.
Encontré que no solo la salsa sino también los tallarines, eran muy sabrosos.
De postre pedimos unas galletas con crema muy ricas.
Para tomar pedimos una botella de Sangiovese.
Usualmente no pedimos Sangiovese pero el mozo nos lo recomendó y nos dijo que si pedíamos el Sangiovese reserva el sabor era bueno.
Así que seguimos el consejo y tuvo razón.
La cuenta fue de €108 (£92, $120), incluyendo una copa de vino dulce, lo cual fue muy razonable.
Podríamos haber vuelto a casa pero como habíamos ido hasta Bolonia desde Milán, que nos había llevado 2 horas, decidimos caminar un poco.
Entramos en una iglesia de la via dell´Indipendenza, la calle que conectaba la estación de tren con el centro de la ciudad.
Y encontramos que era la catedral de Bolonia.
Como mira hacia una calle angosta el exterior se veía liso pero adentro era hermosa.
La historia de la catedral data del año 1028 pero como realizaron muchas remodelaciones y ampliaciones, la mayor parte del edificio moderno data del siglo 17.
Me gustaron las estatuas hechas de terracota. Encontré que se llamaban «el lamento de cristo» y fueron realizadas en el siglo 16 por Alfonso Lombardi.
En Bolonia también está la Basílica San Petronio, en Piazza Maggiore, la cual es mas grande pero esta catedral valió la pena.