[ En.2017 ] El primer día de nuestra estancia en Isla de Grande, una isla de Colombia nos unimos a un tour en canoa para ver el bosque de manglares.
Éramos las únicas personas que hacian este tour con una guía.
Inmediatamente después de dejar el hotel por la puerta trasera, comprendimos que esta isla era como una selva, llena de árboles tropicales.
Nuestra canoa comenzó muy ligeramente a moverse, como si se estuviera deslizando.
Las vistas y el ambiente eran fantásticos.
Antes de llegar al bosque de los manglares, pasamos por la costa sur de la isla y había algunas segundas viviendas de gente rica.
Los propietarios aparentemente eran franceses, brasilenos , chilenos y peruanos.
Luego llegamos al bosque.
Nunca había visto nada como aquello.
El agua era como un espejo y las plantas complicadamente enroscadas se reflejaban, las cuales nuestro guía dijo que se llamaban “Mangrove Roja”, eran tan claras y hermosas.
Y se estaba tan tranquilo.
Me sentí muy afortunada, como si pudiese detener ese maravilloso paisaje para nosotros, como si no hubiese otros turistas en la canoa.
Después de ese momento de ensueño, nos bajamos de la canoa y comenzamos a caminar.
Vimos un lago, que se dice que se encuentra en el centro de la isla, y luego fuimos al pueblo más grande de la isla que se llama Orika.
Allí había algunas cabañas que eran demasiado simples para llamarse casas y animales por el suelo, que era demasiado áspero para llamarse camino.
Aquello fue un shock para mí.
La personas de allí eran todas negras, y me pregunté si los pueblos africanos a los que nunca había ido serían así.
Incluso en este entorno, había una discoteca frente a la plaza, donde los niños estaban jugando a fútbol.
Nuestro guía nos conto que a ellos les encantaba bailar salsa y bachata.
Nos llevó a una tienda de souvenirs, que supongo que llevarían a todos los turistas, y compramos una cuchara grande y un tenedor hecho con piel de coco.
No puedo recordar cuánto valían pero recuerdo que eran bastante caros.
Pense que hacía bien en comprarlos, principalmente porque nuestra economía ayudaría a la economía local.
En el camino de vuelta al hotel, vimos bastantes iguanas posándose en los árboles.
No sabía que vivían en los árboles.
Parecen feroces pero aparentemente no hacen nada a los humanos.
Nuestro guía también nos dio cierta información sobre cangrejos, pájaros, hierbas y demás.