[ May 2017 ] Era lunes, el segundo día de nuestra estancia en Telč, la República Checa, que es una ciudad que pertenece al Patrimonio de la Humanidad.
La mayoría de las atracciones turísticas estaban cerradas.
Fuimos al castillo para asegurarnos, y nos encontramos con que no sólo estaba cerrado, sino también estaban haciendo algún trabajo de construcción.
Aparentemente estaban restaurando la puerta.
Fuimos hasta la iglesia de St. James que estaba al lado, también estaba cerrada, aunque ésta sólo los cerraba los lunes si no que la mayoría de los días.
Abría sólo los sábados y domingos de mayo.
Leímos que se podía subir a la torre y me puede imaginar las preciosas vistas de la plaza desde allí arriba.
Lamenté que no nos informamos lo suficientemente bien.
De todos modos, pasamos un buen día, así que disfrutamos caminar y hacer fotos de la plaza y el parque y luego fuimos a la oficina de información turística sólo para ver si nos podían recomendar algo.
Nos atendió un hombre muy agradable, que nos dió un folleto bastante completo, y nos comentó que habían dos museos abiertos los lunes.
Uno de ellos estaba fuera del casco antiguo, pero el otro estaba en la plaza.
Se llamaba Telcsky Dum (una pequeña v en ‘c’, una coma en la ‘y’ y una pequeña o en la ‘u’) y probablemente signifique la casa de Telč.
Como dijo el oficial de información, las exposiciones eran principalmente para niños, pero pudimos ver el interior del edificio renacentista.
La característica principal era el enorme almacenaje subterráneo donde almacenaban los alimentos, la cerveza y el vino.
También solía haber un pozo.
El área subterránea estaba conectada con otras casas de modo que cuando el enemigo atacaba se movían bajo tierra.
En la planta baja, vimos algunas caricaturas de los antiguos cuentos de Telč colgados en la pared.
El diseño del techo era precioso.
Aunque, las plantas superiores no eran tan increibles.
Vimos algunos modelos de ferrocarriles.
Después del museo fuimos a la tienda de recuerdos.
Vendían pequeñas maquetas de las casas de la plaza y compramos tres de ellas.
Uno de ellas era la casa No.61, que era excepcional en la plaza.
Según el folleto que recibimos en la oficina de información, esta casa pertenecía a Michal, el panadero.
Se dice que él planeaba ser alcalde y trató de hacer su casa la más hermosa en la ciudad, terminándola en 1555.
Se inspiró en el Renacimiento veneciano, haciendola preciosa.
No sé si Michal fue elegido como alcalde o no.
A la hora de la comida y probamos el restaurante dentro del hotel justo al lado del castillo, ya que vimos que tenía buena reputación en internet, pero quizás como sólo tenían un grupo de turistas dentro, el personal no fue muy amable con nosotros, así que cambiamos de parecer y nos fuimos.
Comimos pollo en un restaurante mediocre de la plaza y luego fuimos a coger el autobús de las 2 pm a Brno.
El autobús llegó muy tarde.
Era un autobús amarillo pero diferente al que cogimos para la ida.
Creo que la compañía era la misma que el tren que cogimos en Eslovaquia el año pasado.
El espacio para las maletas era muy pequeño, pero había una pantalla delante de cada asiento como en los aviones y sirvieron café gratis.