[ Abr.2017 ] En el último día de nuestras vacaciones familiares en el norte de Japón, volvimos a la ciudad de Morioka y fuimos a ver las flores de cerezo.
En la zona de Kanto, donde está Tokio, el momento de florecer las flores ya ha pasado, pero allí no ha llegado ese momento todavía.
El lugar que fuimos fue Takamatsu Park, muy famoso por las flores de cerezo.
En el centro del parque, se encuentra Takamatsu Pond, que se hizo artificialmente en el siglo XVII,y los cerezos fueron plantados en 1906.
Esta siembra fue un evento para conmemorar la guerra russo-japonesa de 1904-05, en la que los ciudadanos donaron más de 1000 cerezos Yoshino.
Cuando estábamos allí, estaban celebrando un festival anual de la flor del cerezo, así que aunque fuese lunes, estaba repleto de gente, y había algún puestecillo, también, quizás porque el tiempo era muy agradable.
Así que fue difícil encontrar espacio para aparcar.
Había un paseo alrededor del estanque, 1,4 km de longitud, lo que sería un paseo muy agradable, pero como estábamos con mi madre, que es una persona mayor, caminamos sólo un poco por uno de los lados del estanque.
Desde la distancia, los cerezos del otro lado del estanque no parecían florecer en absoluto.
Por lo tanto, mi marido y yo tuvimos la oportunidad de vivir el verano en Ishigaki Island, invierno en Hachimantai y la primavera en aquel precioso lugar – tres temporadas en unas mismas vacaciones en Japón.
Después de hacer muchas fotos de flores de cerezos, nos trasladamos a una tienda de artesanía llamada Kogensha, un lugar famoso en relación con Kenji Miyazawa, un conocido poeta japonés y autor de literatura infantil.
Nació en la ciudad de Hanamaki en la prefectura de Iwate, pero que vivió en la ciudad de Morioka cuando era estudiante.
En el tablón, se explicaba que Kogensha es el nombre de un editor que publicó su colección de cuentos de hadas mientras estaba vivo.
Detrás de la tienda de artesanía principal, había un pequeño jardín con una cafetería y algunas tiendas de variedades.
Eran un espacio espacio para relajarse.
Y lo último que hicimos durante el último día de aquellas vacaciones fue comer Wanko-soba.
Es un plato de fideos japoneses que es especial en esta área.
Nuestro tiempo era limitado porque teníamos que coger el Shinkansen, así que nos los comimos en un restaurante dentro del edificio de la estación de Morioka.
La forma de comer este fideo es bastante peculiar.
Este fideos soba en caldo servido continuamente por camareras para que los clientes nunca tienen los tazones vacíos.
Es una experiencia interesante, así que hicimos eso por un tiempo, pero luego queríamos relajarnos, así que lo tuvimos nosotros mismos y comimos tanto como queríamos.
Al final, la que comió más fue mi hermana, que es la que más pequeñito tiene el cuerpo.
Comió 21 cuencos.
Fue una experiencia divertida e interesante, pero eran sólo fideos de todos modos, así que no me pude comer muchos cuencos.
Pero de acuerdo a nuestra guía turística, la cantidad promedia que la gente come es de 50 cuencos para los hombres y 40 para las mujeres.