[Junio de 2021] Pasados los primeros días de nuestra estadía en Edimburgo, Escocia, finalmente comenzó el fin de semana, así que tuvimos una excursión.
El destino era el castillo de Dunnottar, al sur de Aberdeen.
Desde Edimburgo, es posible coger un tren hasta Stonehaven y caminar desde allí.
Reservamos de antemano el boleto de tren (alrededor de £ 44 por persona para regresar) y el boleto del castillo.
La principal estación de trenes de Edimburgo, Waverley, tiene una estructura misteriosa con varias entradas discretas, nos pareció de entrar por la puerta trasera.
Caminamos bastante por las instalaciones y llegamos a la máquina de boletos y obtuvimos el que habíamos reservado.
Era un tren con destino a Aberdeen con partencia a las 9:29.
El tren no estaba demasiado lleno y, aunque tuvimos que cambiarnos a otro asiento por si acaso, no sentí miedo.
Mirando de la ventana del tren, lo que se destacó fue que había muchísimos campos de golf.
También había mucha gente que estaba jugando.
Escocia es, de hecho, la cuna del golf.
Llegamos a Stonehaven en aproximadamente 2 horas.
Parecía que volvíamos a salir por la parte de atrás, así que caminamos hacia el frente de la estación.
Nuestro propósito era de tomar un taxi.
Antes de ir al castillo, queríamos almorzar.
En cuanto al restaurante, habíamos reservado una mesa en el restaurante que mi marido encontró online.
Pensamos de encontrar muchos taxis frente a la estación, pero no había ninguno.
Sin embargo, la posición de estacionamiento para taxis se veía en el suelo.
Cuando mi esposo le preguntó a la persona en la estación, dijo que había una lista de números de teléfono de las compañías de taxis al frente.
Era un empleado de estación de aspecto vikingo, pero fue amable y salió con nosotros para señalar la lista y nos dijo: «Prueba Dash Taxi. Es rápido porque es local».
El restaurante al que fuimos fue Creel Inn, en un pueblo llamado Catterline.
¡El clima estuvo fantástico!
Antes de entrar al restaurante, admiramos una maravillosa vista al mar desde la parte trasera del restaurante.
El mar azul profundo y el cielo azul profundo.
Se veía bien con el verde de la hierba.
El restaurante tenía mesas al aire libre con vista al mar, pero nos guiaron adentro.
No había mucha gente comiendo, así que fue posible mantener la distancia social.
Mi esposo había estado imaginando un restaurante rústico como una choza en la playa en Tenerife, España, pero yo me esperaba a un restaurante más elegante.
Esta fue solo la mitad del camino.
Los cafés y restaurantes de Edimburgo están tomando medidas contra el Covid en forma de «check-in» con un código QR, pero como estaba en el campo, nos pidieron que completáramos el formulario con un lápiz.
Este es un restaurante de mariscos, por cierto.
Ambos elegimos los Crab Rolls hechos con cangrejos capturados localmente como entrante.
El que salió fueron los rollitos de primavera, y me sorprendió.
Me había imaginado algo así como el rollo de langosta que habíamos comido muchas veces en Canadá.
Además, me decepcionó porque tenía el cilantro que detesto.
El condimento era picante y el sabor del cangrejo se había borrado.
Sin embargo, mi esposo estaba feliz y dijo que estaba delicioso.
Como plato principal tuve un lenguado entero, que estuvo muy rico, con sabor a mantequilla.
Había una salsa amarilla separada con un sabor extraño que venía con ella, que no tengo idea de qué era.
muy buen pescado y patatas fritas
En el Reino Unido, la cocina de fusión, que incorpora ingredientes étnicos en el menú, fue una vez popular, y aquí la cocina era así, una aventura en la cocina.
Mi marido eligió un clásico pescado y patatas fritas británico.
Este es un plato tradicional, por lo que no hubo aventura y según él, estaba delicioso, uno de los cinco mejores que probó hasta ahora.
La comida costó £ 88.15, incluida una botella de vino blanco y postre.
