[ Feb.2019 ] Luego de visitar la iglesia dentro del monasterio Jerónimos en Lisboa, Portugal, nos dirigimos a los claustros. Su entrada no era gratuita.
Para comprar el ticket tuvimos que ir hasta el otro lado del enorme edificio, aunque la entrada a los claustros estaba al lado de la de la iglesia.
En el mismo lugar donde vendían los tickets para los claustros, vendían los del museo.
Eso significa que la mayoría de las partes de este edificio largo eran usadas como museo.
Estaba esperando poder ver el interior del edificio como un monasterio así que estaba un poco decepcionada.
Leí en el panfleto, que nos habían dado antes, que la orden monástica había sido abolida en 1834 y el estado comenzó a administrar el edificio a partir de ese año.
Hoy en día el Instituto Educacional Casa Pia, el Museo Marítimo y el Museo Nacional de Arqueología se encuentran dentro del edificio.
No había una ventanilla con personas vendiendo los tickets en la entrada del museo así que todos debían utilizar mas máquinas para poder adquirirlas.
La máquina tenía las instrucciones en inglés pero muchos turistas estaban confundidos, parados frente a máquinas que no les eran familiares y con una opción muy amplia de entradas, así que se tomaban su tiempo.
Por eso la fila se movía muy lentamente.
Como era febrero, la temporada turística baja, no tuvimos que esperar mucho tiempo, pero no puedo evitar preocuparme por lo que pasará en verano.
La entrada para los claustros costaba €10 por persona.
Luego de comprar los tickets, fuimos a la otra fila y finalmente pudimos entrar a los claustros.
Eran bellísimos.
El tallado de la piedra color crema cálido era hermoso.
De acuerdo con el panfleto fue completado en 1540-41, luego de que tres arquitectos trabajaran la piedra.
Es una pieza maestra del estilo arquitectónico manuelino y se encuentran incluidos en el tallado símbolos religiosos, reales y naturales.
Los claustros tenían dos pisos y cuando subimos las escaleras descubrimos que salimos a la parte posterior del piso de arriba de la iglesia.
Desde allí pudimos ver el gran tamaño de la nave.
En el piso superior también había espacio para el coro, pero estaba siendo restaurado lamentablemente.
Desde los claustros pudimos ver la sala de reuniones donde fue colocada la tumba del escritor del siglo 19, y también el comedor con azulejos.
También había una fuente con un león en la punta, que era donde los monjes solían lavarse las manos.
Por cierto, cuando el rey Felipe II, que también fue rey de Espala, Napoles y Sicilia, inauguró este monasterio en 1604, se encostraba situado a orillas del Río Tagus, mirando hacia los docks.
Actualmente, casi 500 años mas tarde, hay una isla con un parque de 300 metros de diámetro ubicada entre el monasterio y el río.