[ Abr.2019 ] En la mañana de nuestro segundo día en Miyako-jima, una de las islas de la Prefectura de Okinawa, Japón, me sentí un poco mareada y pesada por el awamori que habíamos tomado la noche anterior.
Me sentía molesta conmigo misma porque era recién el comienzo del viaje pero cuando abrimos las cortinas de la habitación vimos el hermoso color del mar. Eso me subió el ánimo y me despertó inmediatamente.
Primero, fuimos a desayunar.
Habían dos restaurantes que servían el desayuno en nuestro hotel, Tokyu Hotel & Resorts, uno era buffet y el otro era de desayuno japonés.
La mayoría de los días fuimos al buffet pero una mañana fuimos al restaurante japonés y lo encontramos mucho mas tranquilo.
En ese día llegamos al restaurante a la hora pico así que tuvimos que esperar.
Al parecer esto les pasa seguido porque estaban ofreciéndole té y café a la gente que esperaba.
La calidad del desayuno era buena.
Luego de comer fuimos al mostrador de esparcimiento, en el lobby, y nos armaron un plan con actividades, como snorkel y buceo.
Lamentablemente como mi marido se había lastimado el pie no pudimos hacer ninguna de esas actividades. Decidimos pasear por la isla en taxi.
La mayoría de los visitantes rentan autos en la isla pero como nosotros no manejamos en Japón, usamos taxis que son bastante caros.
Hay servicios de bus pero no son frecuentes así que si no planeas muy bien lo que vas a hacer podés terminar en una parada esperando un largo tiempo.
El hotel nos ofreció unas rutas para visitar en taxi, pero el personal del mostrador de esparcimiento nos ayudó a armar nuestra propia ruta.
La tarifa es fija, 3,800 yen la hora (£27, €31, $35).
La mujer del mostrador parecía confiable asi que confiamos en ella pero cuando el taxista nos pasó a buscar nos preguntó «¿A dónde quieren ir?»
Él no sabía que queríamos el tour.
Así que tuvimos que llamar a la mujer y dejarla que le explique al taxista.
Ella se disculpó varia veces y nos dijo «Este es un ejemplo de las formas relajadas que tenemos las personas que vivimos en la isla».
Finalmente comenzamos.
Al primer lugar que fuimos fue a Kurima-jima, otra pequeña isla.
Miyako-jima se encuentra conectada a otras 3 islas por medio de puentes, Kurima-jima es una de ellas.
Cruzamos el puente Kurima Ohashi, que se abrió en 1995, luego de 8 años de construcción. Su longitud total es de 1.690 metros.
Fue muy refrescante andar sobre un mar color verde esmeralda.
Debe estar bueno andar en bicicleta para poder sentir la naturaleza mas cercana.
Fuimos al observatorio Ryugujo Observatory en Kurima-jima.
El lugar era viejo pero la vista desde allí era fantástica.
El color del mar era realmente fantástico.
Me podría haber quedado mas tiempo pero luego de un rato de observar el paraíso volvimos a Miyako-jima.
Por cierto, un amigo que estuvo allí me dijo que aunque Kurima-jima es pequeña, hay algunos cafés y negocios con estilo.
A los pies del puente Kurima Ohashi, del lado de Miyako-jima, se encontraba la playa Maehama que seguía hasta nuestro hotel.
Esta playa tiene 7 km de largo y aparentemente es la playa de arena blanca mas larga del este.
La gente disfrutaba del lugar.
Igual eso no significa que había mucha gente.
Podías darte el lujo de tener ese hermoso lugar casi para vos.
Entré al agua solo un poco, sacándome las sandalias, y descubrí que el agua estaba lo suficientemente caliente como para nadar a principios de abril.