[ May 2017 ]
El hotel en el que nos alojamos Brno, la ciudad más grande en la región de Moravia en la República Checa se llamaba Royal Ricc.
La ubicación era muy buena, en el centro de la ciuda,d a la vuelta de la esquina de la plaza de mercado del repollo y el ambiente del edificio era muy agradable, también.
Según el folleto, fue construido en 1596 en la época barroca.
Tenía 30 habitaciones y cada habitación parecía tener diferentes diseños.
El color principal de nuestra habitación era azul y el techo era precioso.
Era espaciosa, también.
El número de la habitación era 305, pero estaba en el segundo piso.
Quizás porque era un edificio antiguo con las paredes gruesas, era tan tranquilo que nos pareció que eramos los únicos huéspedes allí, pero por la mañana sorprendentemente en la sala de desayuno había mucha gente.
Los recepcionistas eran en general muy amables amable, nos ayudaron a buscar los horarios de los autobuses y demás.
Así que era casi un hotel perfecto. excepto el último momento cuando nos marchamos.
La recepcionista en aquel momento era una mujer diferente y parecía primeriza.
No tuvo una buena actitud.
Cuando queríamos pagar por las bebidas que cogimos del minibar de la habitación, nos dimos cuenta de que no teníamos monedas o billetes pequeños.
Y resultó que ella tampoco tenía.
Lo que nos dijo entonces fue: «Ir y conseguir cambios al mercado» .
Ella parecía haber olvidado completamente que éramos los clientes.
Puedo entender que ella no podía dejar su posición en el trabajo porque estaba sola en la recepción, pero debería haber llamado a alguno de sus compañeros de trabajo para que ellos consiguiesen cambios.
Durante estas vacaciones, encontramos que la gente checa era generalmente amistosa, no como algunos en otros países que solían tener el régimen comunista, pero apenas debido a esta persona, el nivel de mi impresión hacia ellos cayó abajo.
Tampoco estaba contenta con mi marido, que enseguida siguió las indicaciones de la recepcionista y fue a buscar cambios.
Si trabajas en la industria del turismo, frente a los turistas extranjeros, hay que ser conscientes de hechos como aquel, con solo unas pocas palabras, puedes cambiar la impresión general del cliente, no sólo sobre el hotel, restaurantes y otros establecimientos, sino también sobre el país.