[ Enero.2018 ] Nos levantamos muy temprano de nuevo para ir a Madrid, en España, esta vez.
Volamos desde el aeropuerto de Heathrow como siempre, pero como era muy temprano, no había mucha gente allí.
Nunca he visto a Heathrow tan silencioso como aquella vez.
Aparentemente nuestro vuelo era el segundo que habia en ese día.
El aeropuerto de Madrid Barajas, que fue en el aeropuerto en el que aterrizamos, es impresionante y tiene un diseño encantador.
A partir de allí, cogimos un metro para llegar al centro de la ciudad.
Compramos los tickets para el metro de la máquina expendedora y nos sorprendimos al ver que el propio ticket era de plástico duro.
No lo sabíamos en ese momento, pero luego descubrimos que esto es como una tarjeta Oyster en Londres, lo que significa que puedes cargarla con dinero y usarla vafrias veces.
Menos mal que no la tiramos después de usarla una vez.
Descansamos en nuestro hotel situado en la Gran Via, una de las calles principales de Madrid, y salimos a comer.
Desafortunadamente estaba lloviendo.
Cogimos un taxi para llegar al restaurante que habíamos encontrado en Internet.
Pero sorprendentemente, el restaurante estaba cerrado.
No solo esta vez, sino que también más tarde, buscamos en otra página web de Internet y volvimos a ver que ponía que estaba abierto, por lo que es mejor que estés al tanto de ese tipo de cosas en Madrid.
Así que deambulamos bajo la lluvia durante un rato, buscando un restaurante, pero no pudimos encontrar nada que nos gustase, así que de nuevo buscamos en Internet.
Decidimos ir a uno que estaba un poco lejos del otro restaurante, que parecía tener buena pinta, en taxi nuevamente.
Aunque aprendimos cómouyilizar el metro, como no estábamos familiarizados con la ciudad y estaba lloviendo bastante fuerte, tuvimos que coger un taxi de nuevo.
Esta vez, el restaurante estaba abierto, pero estaba lleno lleno de clientes.
Parecía que no encontrar un restaurante donde comer era nuestro destino para ese día.
Así que de nuevo tuvimos que dar vueltas y, al final, fuimos a un restaurante cercano llamado Table 3, que parecía un poco lujoso.
Según la información en su menú, algunos estudiantes de la famosa escuela de cocina francesa, Le Cordon Bleu, abrieron este restaurante y parecía nuevo.
Sirven platos de fusión, especialmente había algunas influencias japonesas y el menú incluía Tempura y Tataki.
Era un restaurante pequeño y en el que probablemente podrían sentarse unas 25 personas.
Compartimos croquetas de queso y croquetas de jamón como aperitivo.
Como el principal, elegíter ternera Tataki.
Nos lo sirvieron con cebollas ligeramente cocidas y salsa Chimichurri, lo cual era una muy buena combinación.
Mi esposo pidió un plato de calamar, pero en su lugar le trajeron merluza frita picada.
Tal vez porque pedimos del menú en inglés, la camarera cometió el error, pero ella misma nos dijo que la merluza estaba muy buena, así que no nos quejamos.
Para el postre, elegimos la tarta de merengue y también la inusual tarta de manzana.
Como estábamos concienciados de que íbamos a comer comida española nativa, al principio nos sentimos un poco decepcionados, pero en general, fue una muy buena comida.
El hombre que supusimos que era el chef, porque de vez en cuando asomaba la cabeza cuando los camareros servían la comida, era un hombre oriental, por cierto.