[ Dic.2018 ] Fuimos en colectivo a La Orotava. Es un pueblo cerca de puerto de la Cruz ubicado tierra adentro, en el norte de Tenerife, España.
Es un pueblo elegante y tiene muchos edificios históricos, como La Laguna, donde nos hospedamos en el comienzo de nuestro viaje.
La Orotava fue construida en el siglo 16, poco después de la conquista española de Tenerife.
La mayoría de los edificios históricos, como las iglesias y residencias, fueron construidas en el siglo 17.
Según nuestro libro turístico, este área fue siempre próspera. Producen muchos productos entre los que se destacan las bananas, uvas para vino y castañas.
Lo primero que noté al salir del colectivo fue la pendiente.
Como el pueblo está en la ladera, todas las calles van en pendiente.
Es un pueblo pequeño pero para ir de una lado a otro tenías que subir y bajar calles, lo cual era complicado para nosotros.
La parada de colectivo estaba justo afuera de la ciudad vieja, que es donde se encontraban todas las atracciones turísticas, así que tuvimos que subir caminando para poder llegar allí.
Llegamos a una plaza llamada Plaza de la Constitución y luego entramos a la iglesia llamada Iglesia de San Agustín.
Mientras estaba tomando fotografías, una persona del lugar se acercó y me señaló el techo diciendo (probablemente) «Mirá eso».
Era un techo de madera estilo mudéjar y en el centro se encontraban la virgen y su hijo, lo cual es inusual.
El edificio frente a la iglesia solía ser un convento pero luego fue confiscado por el estado (probablemente en la desamortización española, en el siglo 19). Fue utilizado para muchos propósitos diferentes y en la actualidad es la escuela de danza y música municipal.
Luego de ver ese edificio buscamos la Casa de los Balcones que es la atracción principal del lugar.
Nuestro libro decía que la entrada era gratuita pero nos cobraron €5 a cada uno y otro euro mas por la audioguía.
Es una mansión construida en 1632 y el trabajo intrincado de la madera de los balcones es la característica principal.
Luego de pasar la recepción salimos al patio interno y subimos las escaleras caracol de madera hasta el primer piso.
Allí habían habitaciones que reproducían como eran las vidas de las familias ricas en este pueblo.
Vimos las colecciones de vajilla y cubiertos, un piano y mas cosas, era muy lindo.
Las familias ricas se invitaban a cenar entre sí, y parecía ser un evento importante en sus vidas.
Si alguien no asistía o si no era invitado, se generaban disputas entre las familias aparentemente.
Vimos un inodoro muy simple, dentro del baño, que consistía en una silla con un agujero.
Las habitaciones de la planta baja eran negocios mayoritariamente.
En una esquina se especializaban en la elaboración de encaje tradicional.
Vendían hermosos vestidos hechos de encaje pero eran demasiado caros como para considerar comprarme uno.