[ Sept.2018 ] Nuestro tour en Kiev, la capital de Ucrania, terminó en la iglesia San Andrés.
Nos despedimos de la guía y comenzamos a caminar por una cuesta larga y sinuosa llamada Andriyivsky Uzviz.
Esa cuesta es una de las atracciones turísticas de la ciudad, con muchos puestos de souvenirs, muesos y galerías a los lados de la calle.
Esperaba poder comprar algunas cosas pero como nos tomamos nuestro tiempo recorriendo, los negocios estaban cerrando para el momento que llegamos allí.
Fue un poco decepcionante.
Nos encontramos en la Fábrica de Chocolate con nuestra amiga, Alina, al final de la cuesta.Es una cadena en la cual podés tomar y comer chocolate.
La tienda mas grande de esta cadena se encuentra en Leópolis, donde iremos luego.
Parece muy popular, el negocio estaba lleno de gente.
Luego de un breve descanso en el negocio visitamos el museo que estaba al lado, que tenía muchas antigüedades, que incluían vestidos con una cintura increíblemente angosta.
En otra habitación había una exhibición de pinturas ukiyo-e bordadas.
De allí nos dirigimos, en auto, hacia la estación de ferrocarril Kiev y cenamos en un restaurante gregoriano llamado «Mama Manana», a unas cuadras de allí.
En Ucrania no solo toman mucho vino gregoriano, sino también tienen muchos restaurantes gregorianos.
Aquí Alina pidió una pequeña cata de varios vinos muy ricos antes de decidirnos que botella íbamos a comprar.
Pensé que eramos muy afortunados de tener a nuestra amiga local.
Nosotros no lo podríamos haber hecho por nuestra cuenta.
Al final pedimos una botella que fue muy recomendada por el mozo, estuvo muy rico.
Pedimos diferentes platos, incluyendo pollo tabaka, que ya habíamos probado en Georgia. Comenzamos a comer y charlar y cuando nos dimos cuenta que habíamos perdido la noción del tiempo, el horario de la partida del tren estaba cerca.
Nos apuramos para llegar a la estación.
Era nuestra primera vez subiendo a un tren en Ucrania.
La estación no era muy diferente a cualquier otra estación.
Eran pasadas las 10.30pm y las camas estaban preparadas en el compartimento del tren.
Nosotros teníamos una habitación con dos camas y, según Alina, era primera clase.
El tren también cuenta con habitaciones con cuatro camas y también habitaciones compartidas.
Yo estaba en una habitación sola con mi marido, así que fue lindo tener un poco de privacidad. Pero la pobre Alina tuvo que compartir su habitación con un hombre desconocido que roncaba tan fuerte que incluso nosotros lo pudimos oír.
La cama era muy angosta y me pregunté como podían dormir ahí los ucranianos. Para nosotros el tamaño estuvo bien y pudimos dormir toda la noche sin caernos de las camas.
El único problema fue que la habitación era muy calurosa.
Era interesante que el respaldar era de estampado de leopardo.
Me pregunto si eso es del gusto de los ucranianos.
El tren salió a las 22.42hs y llego a Leópolis la mañana siguiente a las 6hs, todavía era de noche.