[ Dic.2016 ] Las calles del centro de Bogotá, Colombia, se cruzaban unas con otras en ángulos rectos.
Las calles de norte a sur se llamaban Carrera, y de este a oeste son Calle y cada calle está numerada.
En general, si vas al oeste, el número de Carrera sube y si vas al norte, el número de la Calle es más alta.
Nuestro hotel estaba en la calle 90, que está en la parte norte de la ciudad en la zona Rosa y si vas aún más al norte es la 120 o así, la zona llamada Usaquén.
Debido a que nuestra guía, Andie, nos sugirió que deberíamos ir a esta zona en el día libre de nuestro itinerario de viaje, cogimos un Uber para ir desde el casco histórico de la Canderalia.
Si, hay Ubers que circulan en las grandes ciudades de Colombia, lo cual fue bastante sorprendente para mí y los utilizamos unas cuantas veces.
Como era la hora de la comida nos dirigimos hacia el restaurante recomendado por nuestra guía turística, no fue fácil de encontrar, así que fuimos a un restaurante italiano llamado Filletto, que estaba delante nuestro, después de comprobar la reputación en internet.
Era un restaurante italiano, pero no había italianos trabajando allí, pero el ambiente era agradable y la comida era buena.
Comí queso asado y tomate, como entrante, y un pato asado como plato principal.
El postre Panna cotta estaba demasiado rico para no comerselo todo.
El personal era muy agradable y puedo recomendar el restaurante, si visitas esta zona.
En la calle de enfrente del restaurante, había un mercado, no sé si este mercado estaba siempre allí, o era un mercado especial por Navidad, pero de todos modos, la calidad de las mercancías que vendían eran generalmente altas y disfrutamos observándolo.
No sólo en esta carretera sino que en el aparcamiento cubierto de más abajo, había algunos puestos vendiendo cosas interesantes, y también había una zona de restaurantes.
Por desgracia ese día estuvo lloviendo durante todo el día.
Cuando la lluvia se hizo más pesada, nos refugiamos en una cafetería y descansamos.
Fue un poco difícil comunicarse con la gente de allí, pero fueron muy agradables con nosotros, particularmente un camarero de entrada edad que nos dijo que nos quedamos más tiempo ya que continuaba lloviendo.
Y en realidad nos dejamos una bolsa de compras en la cafetería y cuando volvimos a por ella dijo: “Oh! habeis vuelto, bueno! te buscamos por esta calle, pero no pudimos encontrarte”.
Al final del mercado había un gran centro comercial.
Los centros comerciales son similares en todo el mundo pero para mi sorpresa, en este habia una iglesia , así como una tienda más.