[Junio de 1999] Al día siguiente, después de pasar una noche en Yasuj, ciudad al suroeste de Irán, nos dirigimos directamente a Shiraz, sin pasar a visitar una cascada, una etapa programada de nuestro itinerario.
En Irán se celelbraba el écimo aniversario de la muerte del ayatolá Jomeini, así que ese día y el siguiente iban a ser festivos en todo el país.
Según las investigaciones de Khalil, nuestra guía, todas las atracciones turísticas de Shiraz iban a estar abiertas ese día, y iban a cerrar al día siguiente.
Pero, cuando llegamos a Shiraz, descubrimos que todos los lugares estaban cerrados.
Afortunadamente, logramos entrar en un lugar, las ruinas llamadas Naqsh-e Rostam, pidiéndoles que lo abrieran.
Eran relieves rupestres de los períodos Aqueménida (siglo VI ~ IV a. C.) y Sasánida (siglo III ~ VII d. C.).
Las tumbas de Darío I y Jerjes me recordaron nuestras lecciones de historia hace tantos años.
Después de esta visita, no pudimos ir a ningún lado, así que regresamos al hotel para descansar.
De hecho, en estas vacaciones tan ocupadas, era la primera vez que teníamos un momento de descanso, así que no me pareció de sufrir una pérdida.
A las ocho de la tarde, nos encontramos con Khalil y Ali, el conductor, y fuimos a Qur’an Gate.
Cerca de allí, estaba la tumba del poeta local famoso en todo el mundo, Hafez.
Había muchos cafés temporales instalados por allí.
Era completamente oscuro, pero había tanta gente merodeando.
Algunas familias, incluso, estaban haciendo un picnic en la oscuridad.
Parece que pasaron sus vacaciones en Irán, o al menos en Shiraz.
Para mí, fue una escena bastante surrealista.
Pasamos algún tiempo en un café, fumando narguile.
Después de eso, fuimos a un santuario, que se suponía iba a cumplir tus sueños, llamado Shah Cheragh.
Estaba muy bien iluminado y muy hermoso.
Este es el mausoleo, apartenecía a dos hijos de algún noble imán de Shiah, y fue originalmente construido en el siglo XII.
Después, una reina (siglo XIV), con un buen sentido artístico lo reconstruyó magníficamente y desde entonces se ha convertido en un lugar de peregrinaje.
Si eres mujer, para entrar aquí tienes que usar un chador que cubra desde la parte superior de la cabeza hasta los dedos de los pies.
Me prestaron una que estaba en buenas condiciones, pero olía a sudor …
Una mujer me ayudó a ponerme el chador y lo aseguró con imperdibles.
Ahora apenas podía moverme.
El interior del edificio estaba completamente separado, con sitios para hombres y mujeres, así que entré a la sección de mujeres por mi cuenta.
Dos mujeres me ayudaron tranquilamente, diciéndome qué hacer.
El hecho principal era que la gente iba alrededor de la tumba, besándola de vez en cuándo, y pidiendo deseos a la vez.
Una de las mujeres, Sara, me estaba cuidando y me invitó a sentarme un momento, así que nos miramos un rato.
Parecía orgullosa de haber estado en La Meca dos meses antes.
Me recordó a una monja cristiana.
Había pasado la medianoche, pero cada vez más gente entraba al santuario y estaba abarrotada.
Pude ver algunas mujeres llorando.
Sara explicó que habían vivido dificultades en sus vidas.
También vi que un grupo de discapacitados estaba sentado o acostado en el suelo.
Realmente fue un lugar surrealista.
Más tarde, el conductor comenzó a golpearse el pecho, superado por la emoción.
«Aquellos que crean serán salvados» – Bueno, probablemente porque creí demasiado casualmente en el mérito de este santuario, mi deseo no se hizo realidad.