[ Abr.2019 ] En el segundo día al lado del lago Tazawa, Prefectura Akita, Japón, fuimos a visitar el museo llamado En memoria del colegio Kata Branch, que solía ser una escuela primaria muy pequeña.
En el camino, cuando vimos el campamento, nuestro cuñado nos contó que había utilizado ese lugar una vez que viajó solo en moto.
Aún hoy en día es muy independiente y esa mañana se había levantado muy temprano para caminar al rededor del lago solo.
Aparentemente no había casi nadie así que prácticamente pudo tener el lago para él solo.
El museo que visitamos se encontraba un poco alejado del lago.
El costo de la entrada es usualmente 300 yenes para un adulto (£2.20, €2.45, $2.80), pero como uno de los miembros de la familia era miembro del JAF (Federación del Automóvil de Japón) tuvimos un descuento de 100 yenes.
Según el panfleto que nos dieron el colegio fue establecido allí en 1882.
Decía «Era la primera vez para las villas remotas como Tagonoki y Osawa, que eran lugares de granjas, que tenía un instituto educativo».
Cuando reconstruyeron el colegio, en 1923, midieron la distancia entre los dos pueblos y lo construyeron justo en el medio.
Luego de eso el número de estudiantes creció así que aumentaron el número de clases a 3.
Luego del pico en 1950, el número de estudiantes fue disminuyendo hasta que al final cerraron el colegio en 1974.
Luego se eso se utilizó como lugar de reuniones por un tiempo pero el edificio se puso viejo y planearon en destruirlo.
Sin embargo, los voluntarios que quieren mantener los viejos edificios japoneses, detuvieron la demolición y restauraron el edificio.
La restauración les llevó 2 años y finalmente, en 2004, lo abrieron al público como un museo.
Todos los visitantes se tienen que sacar los zapatos en la entrada y dejarlos allí, como lo hacían los estudiantes en el pasado.
Como es una región en la que suele nevar, habían unos zapatos de nieve tradicionales en la entrada.
No es el clásico museo en el cual ves cosas, en este se podía tocar y experimentar con todo. Podías sentarte en los pupitres, tocar el órgano, jugar con la pelota en el gimnasio, etc.
My mamá cantó «Furusato» (patria), una canción muy conocida, mientras mi hermana tocaba el órgano.
Mi mamá usó el ábaco y mi marido jugó ping pong con nuestro cuñado.
La pasamos muy bien. En una de las salas habían viejos libros de texto.
También habían tizas, acordiones, teléfonos antiguos y otras cosas mas.
Algunas cosas me hicieron sentir nostálgica y otras eran nuevas para mi y me resultaron interesantes.
Podría ser interesante para los estudiantes de hoy en día ver las diferencias.
Una cosa que hay que saber es que los baños no son una exhibición del museo por lo que los hombres deben ir al suyo y las mujeres también al que les corresponde.
Fue una experiencia interesante visitar un antiguo colegio luego de tantos años de no ser una estudiante.
Gracias al museo hablamos mucho sobre nuestros recuerdos de esa época. La visita fue mucho mas interesante y valió mucho mas la pena de lo que imaginábamos antes de entrar.