[ Abr.2019 ] En la mañana del tercer día de nuestra estadía en Miyako-jima, una de las islas de la Prefectura de Okinawa, Japón, nos relajamos en la playa del hotel.
El color del agua era aún mas hermoso que el día anterior, pero las olas eran un poco mas altas y la temperatura era un poco mas fresca.
Nos copiamos de los europeos al leer un libro en la playa, que es la forma en la que suelen pasar sus vacaciones.
Luego fuimos a la recepción del hotel para reservar dos asientos en el bote de vidrio.
Pero para nuestra sorpresa el bote había tenido problemas con el motor y cancelaron todos los paseos del día.
Decepcionados fuimos al mostrador de excursiones del hotel para pedir un consejo.
La misma mujer que el día anterior recomendó el paseo en bote realizado por el resort Shigira, en el sur de Miyako-jima, y nos sacó los tickets.
Se encontraba cerca del Parque Cultural Alemán que habíamos visitado el día anterior.
El bote no era un simple bote de vidrio, tenía un espacio bajo el agua con ventanas para que la gente pudiera ver el mar a una profundidad de 25 metros.
El nombre del bote era ‘Sea Sky Hakuai’ y costó 2000 yenes (£14.5, €16.4, $18.3) por persona.
Salió del puerto de Hakuai.
Cuando recién comenzaba, y todavía no habíamos salido del puerto, nos emocionamos porque vimos una tortuga.
Luego, cuando salimos del puerto, vimos muchos peces amarillos y azules, una clase de besugo con franjas blancas y negras y anémonas.
Nos dieron información como que los corales realizan fotosíntesis, pudimos verlos de color amarillo, azul y algunos colores mas.
También vimos una víbora.
Lamentablemente no lo vi pero mi marido vió un tiburón.
Al regresar volvimos a ver a la tortuga.
El mndo subacuático es hermoso.
Me hubiese gustado hacer snorkel, lo experimenté por primera vez en Colombia hace unos años, para sentirme mas cerca de los peces y corales. Pero no lo pude hacer porque mi marido tenía el pie lastimado.
Como una alternativa, el bote fue excelente. El paseo duró 45 minutos.
Hasta ahí el día fue perfecto, pero luego comenzamos a caminar buscando comida.
Eran las 4 de la tarde y tanto los cafés como los restaurantes de la zona estaban cerrados.
Luego de un rato decidimos llamar a un taxi para ir al centro de la ciudad principal de Miyako-jima, llamada Hirara.
El chofer nos dejó en una zona con muchos bares y restaurantes y nos dijo: «Estos lugares no abren hasta tarde».
Como él dijo, los lugares de comida se encontraban cerrados.
Finalmente, luego de caminar un rato, encontramos una heladería llamada Ricco, que también servía bebida.
Yo me pedí un vaso de leche de azúcar mascabado, pudimos descansar un rato y sentimos que revivimos.
Allí conseguimos otro libro turístico gratuito que tenía mucha información sobre los negocios.
Así que caminamos al rededor del pueblo buscando negocios.
Uno de los negocios al que entramos se llamaba Weather Permitting Okinawa, y vendía ropa y accesorios realizados en Okinawa.
La señora que estaba en el negocio era de la Prefectura Ibaraki y era buzo.
Ella dijo que decidió irse a vivir allí porque se enamoró del mar de la isla Shimoji.
Nos habíamos preguntado si valía la pena visitar las isla Ikema y gracias a ella decidimos ir allí al día siguiente.