Marisco en Bristol

Marisco en Bristol

[ Agosto.2017 ] Fuimos a Bristol, una ciudad en el suroeste de Inglaterra sólo a pasar unas cortas vacaciones.

Era la primera vez que iba.

Había querido ir, desde que mi marido estuvo y me comentó que le había encantado.

Bristol es aparentemente la octava ciudad más grande en términos de población en el Reino Unido.

Lamentablemente, no encontraba bien la mañana en que debíamos coger el tren temprano, así que cogimos el tren de la tarde cuando ya estaba mucho mejor.

No perdimos nada de dinero al posponer el tren, y di gracias a que no me pasó aquello en cualquiera de los aviones que cogimos este verano.

Después de llegar a la estación de Bristol, tomamos un taxi hasta el hotel.

Los taxis allí son versión azul de los taxis negros en Londres.

Parecía que pagar la tarifa redondeando era la costumbre de Bristol, así que no solamente aquel taxista, sino que el resto de los que cogimos durante esos días, no me devolvieron ninguna moneda de cambio.

No dije nada porque la cantidad era demasiado pequeña para tener una discusión, pero no me gustó esa actitud.

Nuestro hotel pertenecía a una cadena hotelera, se llamaba Radisson Blu.

La habitación que nos adjudicaron estaba en el piso 12, y la ventana era bastante grande, así que las vistas eran muy agradables.

Después de dejar nuestro equipaje, fuimos al restaurante que habíamos reservado.

Era un restaurante de marisco llamado Fisher Restaurant en Clifton Village, que es una barrio, situado en el área oeste de Bristol.

En la calle llamada Princess Victoria, había muchos restaurantes y Fisher Restaurant era uno de ellos.

El ambiente de este área era encantador.

El restaurante era más pequeño y simple de lo que esperaba.

Las camareras llevaban maquillaje de los años 50, lo cual me pareció interesante.

Elegí una ensalada de cangrejo como entrante, y un plato de pescado a la parilla como principal.

Tanto el cangrejo como el pescado en general sabían bien, pero sorprendentemente, había cilantro en la capa superior, que arruinaba el sabor de todo.

Odio el Cilantro.

Todavía pude comer un poco apartando hacia un lado el cilandro, pero apenas pude probar la parte del cangrejo ya que estaba demasiado mezclado.

No es tanto como una vez en el pasado, pero incluso ahora en algunos de los restaurantes de moda, especialmente en los pueblos, piensan erróneamente que al usar Cilantro, que no es un vegetal local, la cocina se vuelve «contemporánea», pero tienen que tener más cuidado.

Mi marido eligió Calamari (no en forma de anillo sino picados con valentía) y un plato de bacalao envuelto con jamón serrano y servido con muchos frijoles.

Incluyendo los postres y una botella de Prosecco, la factura fue de alrededor de £ 100, lo cual no estaba tan mal.

El clima empezó bastante inestable, pero mientras estábamos comiendo, mejoró, así que después de la cena, caminamos por la ciudad un rato.

Había muchos bares y pubs alrededor del puerto en el centro de la ciudad y muchas personas ya estaban borrachas.

Era principios de agosto, aunque yo iba vestida con una camiseta de manga larga, encima un jersey de algodón y, además, llevaba una chaqueta de cuero, pero aun así me sentía bastante frío.