Lo más destacado del Palacio de Catalina en Pushukin en los suburbios de San Petersburgo en Rusia es la Sala de Ámbar.
El número de visitantes para la sala es limitado, por lo que se debe esperar turno y hacer fotos está estrictamente prohibido (El motivo por el cual la foto de arriba es la foto de una guía).
A un miembro de nuestro tour lo echaron, porque intentó hacer fotos.
Según Lev, nuestra guía, los paneles de ámbar se le dieron a Pedro el Grande del Reino prusiano.
En aquellos días, el Kaliningrado actual, el territorio separado de Rusia que es famoso por las producciones de ámbar se llamaba Konigsberg y estaba bajo el imperio de Prusia.
Esta área del Mar Báltico ha sido fuente de ámbar, desde antes de la antigua guerra romana; nosotros ya sabíamos aquella información historia de cuando fuimos a ver el Museo del Ámbar en Lituania.
Pedro el Grande dejó estos paneles de ámbar en un depósito en el Palacio de Invierno, pero su hija, Elizabeth, decidió hacer la Habitación de Ámbar en el Palacio de Catalina.
Pero no tenían suficientes paneles para formar una habitación, por lo que la mitad de la habitación está rodeada de paredes normales con espejos para que parezca llena de ámbar.
Cuando las fuerzas alemanas invadieron esta área durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes robaron los paneles y los llevaron de regreso a su Konigsberg original, siendo más tarde destruidos por un ataque aéreo británico.
Aquella es la teoría aceptada, pero Lev dijo, que encontraron una parte de los paneles originales en el subsuelo de Potsdam en Alemania, y que los pusieron de nuevo en la sala actual.
La Sala de Ámbar que vimos fue el resultado del trabajo de restauración que comenzó en 1979 y tomó 24 años, estando abierta al público desde 2003.
En realidad, era la segunda vez que visitaba la sala.
Cuando lo vi por primera vez hace aproximadamente 13 años, tuve la impresión de que estaba oscuro y sobre decorativo, pero esta vez parecía más simple que en mi memoria.
Ya que no sé porque pero en mi memoria había muchísimas piezas rojizas, pero de hecho no había tantas, así que tal vez en ese momento solo me sorprendió ver las piezas de ámbar rojo por primera vez.
Por cierto, ademas de la sala de ámbar, Stalin comenzó a reconstruir El Palacio de Catalina, esta mansión aristocrática, poco después de la guerra.
Aunque la mayoría de la gente perdió sus hogares y tuvo dificultades para comer, al reconstruir este magnífico palacio, Stalin trató de elevar los sentimientos de la gente y externamente, trató de demostrar que se estaban recuperando rápidamente.
En otra nota, en Rusia todavía tienen el reclutamiento.
Lev nos contó una historia increíble que sucedió realmente durante su época en el ejército.
Cuando se anunció en el ejército la visita de su superior, se ordenó a los soldados que pintaran de verde la hierba de alrededor.
Increíble, pero esto debe haber sucedido no hace tanto tiempo, porque Lev parecía estar en la treintena.
Antes de despedirnos, Lev dijo con sinceridad: «Estoy muy contento de haber pasado este día con vosotros», y eso fue porque dirigió un grupo de turistas indios durante los últimos dos días y fueron clientes muy difíciles.
Dijo: «A la hora de reunirnos, solo el 20% de ellos estaban en el autobús, así que salimos a buscar el resto… y cuando volvimos al autobús, solo quedaban dos o tres personas allí».
[ Agos.2017 ]