[ Julio 2019 ] Había un restaurante en Onhoüa Chetel8e, el area donde se podía ver la vida de los Huron que solían vivir en Wendake, Quebec, Canadá.
Luego de la visita guiada en Onhoüa Chetel8e, fuimos a un restaurante llamado Nek8arre.
El interior de madera parecía representar una de las tradicionales Casas Largas.
Llegamos tarde para el almuerzo así que debe haber sido por eso que no habían muchos comensales.
Solo había un menú: la entrada fue una especie de sopa de frijoles, el plato principal fueron salchichas de bison y el postre era una torta esponjosa.
El menú costaba 22 C$ (£14, €15, $17).
Como los frijoles no son mis favoritos, solo comí el plato principal pero mi marido, que probó la sopa, dijo que era simple pero muy sabrosa.
Nunca había probado bison, así que comencé a comer la salchicha con curiosidad, pero no fue nada rara y de hecho el sabor era bueno.
Nos encontramos con algunos platos con bison mas adelante en nuestro viaje, así que en Canadá debe ser algo normal.
Por mas que yo pedí solo el plato principal, la amable moza, también me trajo el postre.
Ella dijo: «No se preocupe. Solo deme una buena propina».
Además de eso, cometió un error al calcular la cuenta.
Cuando ordenamos ella nos dijo algo como «el menú del día es este», pero había una foto antigua del mismo menú en el restaurante, así que mi marido dijo «por ahí solo tienen esto».
El menú decía «Dependiendo del día, ofrecemos diferentes platos».
De todas formas, no debimos pensar que la comida que ofrecían allí era la tradicional de los huron, ya que, durante nuestra visita guiada, aprendimos que comían toda clase de animales que secaban y ahumaban.
Luego de almorzar era momento de compras.
Había un lindo y grande negocio en Onhoüa Chetel8e. Compramos un libro de los huron, una máscara de chaman y otras cosas.
La mascara que compramos se llamaba «el mendigo sonriente» y se utilizaba durante ceremonias de curación, aparentemente.
Luego de haber disfrutado mucho de Onhoüa Chetel8e, pedimos un taxi para volver al area del hotel y del museo, donde el shuttle hacia Quebec va y viene, porque no tuvimos ganas de caminar hasta allí bajo el sol.
Probablemente no muchas personas tomen taxi y nos costó mucho conseguir uno.
Y el chofer no era del pueblo, sino una persona de color.
Cuando mi marido le pagó la tarifa exacta, él le demandó «¿Propina?»
Y siguió «Como el gobierno se lleva el 15% de nuestros ingresos, no podemos sin las propinas».
No creo que sea una forma correcta de pensamiento…
Como teníamos poco tiempo hasta que llegara el colectivo de las 5 de la tarde, entramos al museo.
Había una colección histórica de tesoros de los huron, incluyendo mocasines bordados y un anillo de cristalino.