[Junio de 1999] El último lugar que visitamos en Isfahan, la antigua capital de Irán, fue el Palacio Chehel Sotoon.
Este palacio fue construido por Abbas II, bisnieto de Abbas el Grande, y la construcción terminó en 1643.
El edificio del palacio estaba al final del estanque rectangular, y el reflejo en el agua era lo más especial del sitio.
El interior también era hermoso.
Compré una pequeña pintura en miniatura de madera antes de irnos de Isfahan, que pero olvidé allí.
A ser honesta, no estaba particularmente interesada en él, pero fueron persuasivos al decir que las pinturas en miniatura eran un arte tradicional importante en Irán.
Entonces, después de esta experiencia en Isfahan, dejamos la ciudad y nos dirigimos hacía una pequeña ciudad llamada Semirom.
Alrededor de Semirom vivían los pueblos nómadas llamados Qashqai.
Cuando vimos una carpa, entramos para visitarla.
Nos sirvieron té y pan, y hicimos algunas fotos.
La familia decía que este era el último año de su vida nómada y no estaban muy felices.
No conozco las estadísticas, pero el número de nómadas esta diminuendo.
Después de eso, fuimos al pueblo de Semirom y almorzamos.
Allí nos enteramos de que las familias Qashqai se estaban reuniendo alrededor de la presa Hanna, así que nos dirigimos hacia ese lugar.
Allí, visitamos un par de carpas.
En la primera carpa solo había mujeres, así que solo yo pude entrar.
En la segunda también estaban mujeres, pero había un chico adolescente, así que todos pudimos entrar allí.
Parecía que si había aunque sólo un niño chicos, también los hombres podían entrar.
Interesante costumbre, ¿no?
Me pregunto si en el caso contrario es el mismo.
Si solo hubieran hombres en la tienda, ¿podría visitar allí?
No tuve la oportunidad de descubrirlo.
Aquí también nos sirvieron té.
Creo que los Qashqai son los nómadas más conocidos de Irán.
Tejen alfombras llamadas Gabbeh, que son muy diferentes a las demás.
Por norma general, sus motivos son simples con colores brillantes.
Hay una película llamada «Gabbeh», que describía la vida de la gente de Qashqai con hermosas imágenes en color.
Cuando miraba las fotografías, pensaba que sus carpas fueran viejas y sin refinar y que su nivel cultural era bajo, pero me equivocaba.
La carpa estaba hecha de tela de pelo de cabra y hábilmente construida con alfileres de madera.
Tenían vallas y alfombras en el suelo, y el lugar resultaba agradable y limpio.
Me pareció que eran los nómadas más avanzados de Irán.
Sin embargo, las alfombras de las tiendas que visitamos no eran como las Gabbehs que había visto hasta ahora.
Las mujeres aquí estaban hilando lana como las de Bakhtiaris, que conocimos unos días antes.
Les dimos un poco de jabón de Inglaterra para agradecerles, y ellas nos dieron unas bolas de yogur, para que hiciéramos una sopa.
Bueno, pensándolo bien, fuimos bastante agresivos visitando a esas familias sin aviso.
Imagínense que unos turistas extranjeros llama a nuestra puerta sin previo aviso, diciendo que quieren ver cómo vivimos.
Yo me sentiría incomoda y seguramente no abriría la puerta.
Sin embargo, todas esas personas nómadas que conocimos fueron muy amables.
Ese día, nos trasladamos al sur a la ciudad llamada Yasuj para pasar la noche.
En la mesa de la cena, supe que muchos iraníes bebían alcohol en casa, aunque estaba prohibido.
Después de beber, salimos a los parques para pasear.
Eso me recordó a mi amigo que había estado en Irán justo antes que yo como mochilero.
Me dijo que la familia iraní la invitó a ella, a su amiga y a su familia.