[ Sept.2018 ] El siguiente lugar que visitamos en la península de Oga, Akita, Japón, fue el acuario GAO.
De hecho, la razón por la que vinimos a la península de Oga es porque mi marido, que ama los acuarios, encontró este en internet y quería visitarlo.
Este acuario está ubicado frente al mar y disfrutamos mucho de su vista.
El animal mas destacado del acuario era, extrañamente, un oso polar.
Ademas del oso había un estanque lleno de peces locales.
Desafortunadamente no había muchos peses tropicales, los favoritos de mi esposo.
Vimos un show de lobos de mar y focas, que fue muy entretenido.
Luego del acuario, nuestro amigo volvió a Akita y nosotros esperamos el «shuttle Namahage», un taxi compartido que pasa por los puntos turísticos de la península.
El shuttle lo tuvimos que reservar por adelantado.
El mini bus nos pasó a buscar a nosotros y a otro grupo de personas con las que compartimos el servicio.
Llegamos a nuestro Ryokan (un hotel de estilo japonés) en la villa de aguas termales de Oga, llamado Banseikaku.
Tuvimos una experiencia muy surreal allí.
Cuando llegamos no había nadie en la recepción, en la entrada o en el negocio.
Eventualmente, un joven apareció en la recepción y nos explicó lo mínimo e indispensable.
Me pregunto si era un estudiante trabajando part-time allí.
No había nadie para guiarnos a nuestra habitación (un servicio común en los Ryokans), así que buscamos la habitación nosotros mismos y tomamos un ascensor.
Este trayecto nos sorprendió y nos preocupó porque el pasillo y el ascensor eran muy viejos. Tanto que mi esposo y yo nos miramos y nos dijimos «Vinimos a un lugar muy extraño», «Esta va a ser otra experiencia extraordinaria».
La puerta de nuestra habitación, nro. 401, era miserable, así que la abrimos con miedo.
Nos sorprendió ver las luces que se encendían lentamente de forma automática y las habitaciones eran una de las mejores en las que nos habíamos hospedado.
Había dos habitaciones, una con una mesa y sillas sobre el tatami y la otra era muy espaciosa y con dos camas grandes.
Había un lavamanos grande y el agua salía automáticamente cuando acercábamos las manos, lo cual es inusual en las habitaciones de hoteles Ryokan.
Elegimos este Ryokan en particular porque vimos que ofrecían un baño termal privado gratuito, en un lugar tan lindo como nuestra habitación.
Era grande y con estilo.
Parecía que no había ningún huésped en el hotel.
Ademas del joven que vimos en la recepción, no vimos a nadie mas mientras disfrutábamos del baño, así que me esposo dijo «Tal vez él está cocinando nuestra cena».
Sin embargo la persona que trajo la cena a nuestra habitación era una señorita.
Parecía otra trabajadora part-time porque explicó la comida como si estuviera repitiendo algo que acababa de memorizar.
La cena estaba deliciosa e incluía besugo grillado, pez de arena japonés frito (la especialidad), cangrejos, otra especialidad llamada Kiritanpo Nabe (tazón caliente con arroz, pollo y vegetales), etc.
Todo estuvo muy sabroso.
A la mañana siguiente, la misma joven nos trajo el desayuno estilo japonés al cuarto.
Nuevamente, la comida estuvo muy rica.
Cuando estábamos haciendo el check out finalmente apareció una mujer adulta,que parecía la anfitriona de este Ryokan.
Ella era amable y amistosa pero no tuve el coraje de preguntarle sobre la diferencia entre el pasillo y las habitaciones, así que nos fuimos con el sentimiento de que este era un lugar misterioso.
Creo que nunca olvidaré este Ryokan.