[ Marzo.2018 ] Argentina es famosa por su buena carne.
Durante nuestra estacia en Buenos Aires, comimos carne casi todos los días.
El primer día, elegimos el restaurante llamado La Cabrera, que estaba de los primeros en la lista de restaurantes que el hotel nos dio.
En Argentina, llaman asadores de parrillas.
Este, La Cabrera, era uno de ellos.
La recepcionista intentó reservar una mesa para nosotros, pero aparentemente no aceptan ninguna reserva para la hora de comer.
Estaba ubicado a solo 10 minutos a pie de nuestro hotel, así que decidimos ir allí de todos modos.
Tuve un presentimiento cuando escuché el nombre del restaurante, y cuando llegamos allí, nos dimos cuenta que era el mismo restaurante que la última vez que visitamos la ciudad, el líder de nuestro tour intentó reserva una mesa para nosotros, pero al final no pudo.
Sin duda es un restaurante popular y cuando llegamos, ya había entre 12 y 13 personas esperando en la puerta.
Hacen lo mismo que en Japón, que escribieron un nombre y el número de personas del grupo y van llamando a la vez que queda una mesa disponible.
Un detalle de gran consideración, fue que servían no solo botellas de agua mineral, sino que también vino espumoso (que no tenían la botella abierta, y mi esposo les pidió que la abrieran) para las personas que esperaban el turno.
Y mientras nos estábamos tomando un vaso de vino, pasaron con un plato de salchichas picadas en chorizo, diciendo «Este es nuestro especial casero», que estaba bien bueno.
Incluso algunos transeúntes fueron lo suficientemente astutos como para picotear mientras pasaban por allí.
Después de esperar entre 30 y 40 minutos, finalmente nos llamaron para entrar y descubrimos que era un restaurante muy grande.
Me impresionó el hecho de que tengan la capacidad de llenar toda la sala constantemente,
Sin embargo, este restaurante tiene otro local pero con comida diferente, y éste estaba vacío.
Para que el compartir entrantes, pedimos dos Provoletas (Provolone, un queso italiano que se asa a la parrilla y una vez derretido, se coloca en un recipiente redondo), uno simple y otro con Pancetta.
Pero antes nos sirvieron muchos aperitivos, incluyendo un plato de frijoles, uno plato dulce, que parecía crema de caramelo y demás…
Nos sorprendió ver el tamaño de Provoletas.
El diámetro era tan grande como aproximadamente 10 cm y la profundidad era de aproximadamente 4 cm.
Estábamos esperando nuestras Provoletas habituales que comemos en restaurantes argentinos en Londres, cuyo diámetro es de aproximadamente 5 cm con 2 cm de profundidad.
La camarera nos sirvió mitad de cada una, pero era demasiado.
Deberíamos haber compartido una para los dos.
Además de eso, el tamaño de la carne que pedimos como principal también nos sorprendió.
Pedimos la parte de carne llamada lomo.
Tenían un sistema ingenioso en el que cuando pedías carne, te mostraban un tablero con las imágenes de las 6 maneras diferentes de cocinarla, de más cruda a más hecha.
Aunque dijimos «medio» o «medio cruda» , en América del Sur tienden a asar demasiado, no como en europa.
Fue una de las mejores carnes que he comido jamás, pero como ya había comido mucha Provoleta y aperitivos, fue imposible terminármela.
Dejamos un trozo sin tocarlo, lo cual es tan inusual en nosotros y me sentí muy mal porque estaba buenísimo.
Con la carne, servían cuatro tipos de salsa, entre ellas la salsa Chimichurri, aunque he de decir que nos gustaron todas.
Incluyendo el vino Malbec, que estuvo muy bien, con la carne jugosa, la factura fue de 2209 pesos (£ 77, € 88, $ 110).
Esperaba un alto precio del servicio porque servían muchos aperitivos, pero no, la factura fue bastante razonable.
Lo única pega fue que la camarera nos dijo que si queríamos dar propina, teníamos que pagar en efectivo.
Y en ese momento todavía no teníamos pesos, así que mi esposo le dio una billete de £ 5, y ella se puso a mirar como diciendo «OK …».