[Dic.2019] Esta vez en Japón fuimos a Kyushu para unas breves vacaciones.
Ya intentamos hacer este viaje hace unos años, pero por varias razones no lo conseguimos.
El Japan Rail Pass que habíamos comprado no permitía subir a «Nozomi» Shinkansen.
Por esa razón cogimos «Hikari» Shinkansen de la estación de Tokio a la estación de Shin Osaka.
Dese allí cambiamos a «Sakura» Shinkansen para llegar a la estación de Hakata.
En total tardamos un poco más de 6 horas.
En la ciudad de Fukuoka, donde está la estación de Hakata, nos alojamos en el hotel llamado Hotel Active Hakata.
Ya nos alojamos allī una vez, y nos encantó.
Aunque la habitación era muy pequeña, todo lo necesario estaba escondido aquí y allá. El desayuno incluido estaba muy rico y el precio fue muy razonable.
Esta vez también estuvimos muy satisfechos con el hotel.
El lugar que visitamos en Fukuoka fue el área de Nishijin.
En esta área yo estudié la escuela secundaria.
Nos encontramos aquí con un amigo que conozco desde los días de secundaria porqué fuimos a clase juntos.
Han pasado décadas desde que éramos estudiantes y, naturalmente, la escuela ha cambiado por completo.
Fuimos a la oficina administrativa y hablamos con él por un rato, descubriendo cómo habían cambiado las cosas.
Lo que más me sorprendió fue que ahora todas las clases son mixtas.
En mis tiempos, había 10 clases por grado y aproximadamente la mitad de ellas eran sólo para niños.
Después de tomar una foto recuerdo, dejamos la escuela y fuimos a la calle comercial, en la cual solíamos ir por un pastel japonés llamado «Houraku Manjuu».
Esta calle comercial tiene un ambiente asiático.
No sé si sentí eso porque he estado viviendo fuera durante tanto tiempo, o si ha cambiado de verdad.
Un par de supermercados que recordaba ya no están, pero la tienda de «Houraku Manjuu» todavía sigue allí, aunque se ha modernizado un poco.
Comimos una pieza cada uno y nos sentimos muy nostálgicos.
El dependiente nos contó que los estudiantes de secundaria seguían siendo sus clientes.
Hay cosas que nunca cambian.
Después de eso, nuestro amigo nos llevó a un restaurante de sushi a lo largo del río Muromi.
El nombre es «Kiichi» y es uno de los restaurantes hermanos en esa zona.
Pedimos Sashimi, Tempura y otros y Sushi al final.
No solo el atún y el erizo de mar, sino que todo estaba muy fresco, con unas texturas perfectas y muy sabroso.
Como ya se había hecho de noche, no podíamos apreciar bien las vistas, pero las luces se reflejaban en el río y se balanceaban un poco, un encanto.
Después de esta cena tan rica, volvimos al área de la estación de Hakata, donde estaba nuestro hotel.
Allí descubrimos que había un evento animado rodeado de luces de Navidad.
Aunque estaba lloviendo, había mucha gente por allí.
Nuestro amigo nos contó que la población de la ciudad de Fukuoka está aumentando.
Eso es por el hecho que esta ciudad es de el justo tamaño y la comida está muy rica.
