[ Dic.2018 ] Para cuando terminamos de ver los puntos principales del pueblito de Tacoronte, en el norte de Tenerife, España, yo me sentía cansada.
Fuimos a un lugar que parecía un pub, en una calle muy tranquila, y me pedí un vaso de jugo de naranja que me trajo devuelta a la vida.
De acuerdo con la mujer de la oficina turística hay una seguidilla de restaurantes con comida mediterránea al lado del mar en un pueblo llamado El Pris, que queda a 4km de Tacoronte.
Así que mi marido y yo discutimos sobre como podíamos llegar allí.
Como ya habíamos caminado mucho no podíamos caminar 4km mas de ida y otros 4km de vuelta.
Este pueblo no es la clase de lugar donde podés encontrar taxis así que decidimos dejar de lado la idea de ir en taxi.
Le pedimos un consejo al hombre que trabajaba en el pub.
Amablemente nos mostró un mapa en su teléfono y nos dijo «Pueden llegar hasta allá con colectivo. De hecho el colectivo de las 3 de la tarde esta por pasar».
Encontramos la parada de bus muy fácilmente pero de acuerdo con los horarios que estaban allí el colectivo pasaría a las 3:50pm, no a las 3pm.
Era un día muy caluroso y hubiese sido demasiado esperar allí por casi una hora, pero decidimos esperar aunque sea hasta las 3pm.
¡Sorprendentemente el colectivo llegó a las 3pm!
Siempre deberíamos seguir los consejos de los locales.
Le preguntamos al chofer «¿El Pris?» y el chofer nos respondió «Mesa del Mar».
Naturalmente entendimos que Mesa del Mar era la parada de bus mas próxima a El Pris, así que nos subimos.
En las afueras del pueblo el camino se transformó en una pendiente pronunciada y fuimos bajando y bajando.
Hacia el final del viaje había una curva en forma de U muy cerrada.
Mesa del Mar era la última parada así que nos bajamos luego de preguntar el horario de regreso.
Luego de bajar al mar, desde la parada de bus, nos dimos cuenta que Mesa del Mar y El Pris eran dos lugares diferentes.
En Mesa del Mar había una pileta con agua de mar, que la hicieron cerrando una parte del mar.
También encontramos una playa con arena negra luego de salir de un túnel.
La gente estaba disfrutando el nadar en el mar.
Hay un edificio abajo de un camino y algunos edificios modernos que podrían ser hoteles o departamentos, pero por alguna razón parecían abandonados.
Era un lugar muy raro.
No había ningún café o restaurantes de comida mediterránea.
Cuando llegamos habían bastantes autos estacionados en el estacionamiento pero de a poco la gente comenzó a irse luego de nadar.
Parecía un buen lugar para pescar porque había personas con cañas de pescar.
Bueno, el chofer del bus probablemente nos malinterpretó y pensó que queríamos nadar.
Sin embargo nuestro propósito era ir a algún restaurante de comida mediterránea.
El viento empezó a soplar mas fuerte y se puso un poco fresco así que caminamos hasta la parada de bus y esperamos allí, sentados bajo el cálido sol, por casi una hora.
En un momento escuchamos una especie de crujido atrás nuestro.
Mi marido comenzó a mirar y encontró una lagartija.
Tenía un patrón azul y amarillo en el cuerpo y los ojos eran de un amarillo muy intenso.
Lo buscamos en internet y descubrimos que es una especie que solo se encuentra en Tenerife y crece hasta los 30cm mas o menos.
¡Que suerte que tuvimos de poder ver uno!
Puedo decir que valió la pena el ir hasta Mesa del Mar, solo porque pudimos ver a la lagartija.
El bus llegó a tiempo y el chofer era el mismo.
Tengo la sensación que lo que le dijo a mi marido en español fue «¿Disfrutaron nadar?»
El chofer estaba con un nene de 6 o 7 años sentado al lado suyo, probablemente haya sido su nieto.
El nene parecía estar aprendiendo sobre el mundo, mirando como su abuelo trabajaba y charlaba con los pasajeros.
Creo que se podría hacer una película describiendo las alegrías y tristezas de las personas que vivían en ese pequeño pueblo, a través de los ojos del niño.