[ May 2019 ] Fuimos a Oslo, Noruega, por primera vez durante las vacaciones de primavera, hacia finales de mayo.
Oslo era una de las pocas capitales europeas que no habíamos visitado. Aunque estuvimos en Bergen por el tour de los fiordos.
Noruega se conoce como uno de los países mas caros para vacacionar.
Por otro lado los vuelos de Londres a los países del sur europeo subieron mucho su valor para primavera y verano. Sin embargo los vuelos hacia el norte europeo permanecieron en el mismo precio, así que decimos ir allí esta vez.
Lo primero que notamos en el aeropuerto de Oslo es que los pisos eran de madera.
Siempre vi a Noruega como un país productor de petróleo, pero parece que también producen mucha madera.
Habíamos leído en internet que la forma mas barata de ir desde el aeropuerto a la ciudad era en colectivo (£8, €9, $10), así que buscamos la parada.
Primero debimos encontrar la oficina de información la cual había sido cambiada de lugar por unos trabajos de remodelación. La persona que nos atendió nos dijo «Solo el bus FB2, que comienza su recorrido en la parada de bus 11, llega al centro de la ciudad» y que pasaba cada hora.
Finalmente vino el colectivo y el chofer comenzó a vender los boletos en la estación.
Solo aceptaba tarjeta de crédito.
El boleto valía 190 kroner (£18, €20, $22), que era muy diferente a la información en internet.
Por lo menos frenó justo en la puerta de nuestro hotel, así que no me puedo quejar.
El nombre del hotel era Bondeheimen.
Parecía un hotel reconocido.
La persona que nos escaneó los pasaportes, que era agradable, nos dijo «Está ubicado justo en el centro».
El hotel tiene una historia que se remonta al siglo 20 y dentro de nuestra habitación había un libro grande que la contaba. Sin embargo, el interior de la habitación se veía barato, me recordó a Ikea.
Supongo que debe ser así en el norte de Europa.
Lo único impresionante fue como estaba doblada una tabla de planchar dentro de un cajón.
Teníamos hambre así que bajamos al restaurante autoservicio que había pegado al hotel. Tenía un plato con albóndigas de carne.
Las albóndigas eran ricas pero la copa pequeña de vino tinto ordinario costó cerca de £9.50, €10.50, $11.80.
Tuvimos un descuento en la comida por estar hospedados en el hotel pero no aplicaba a las bebidas.
El mozo nos dijo «en Noruega tenemos reglas muy severas respecto al alcohol. No podemos ofrecer descuento en ninguna clase de bebida alcohólica».
El desayuno al día siguiente fue satisfactorio.
Tenían muchos platos con pescados, como salmón ahumado, que es típico del país, supongo.
Mi marido eligió algo pesando que era ensalada de papa pero era ensalada de camarones, lo cual lo decepcionó ya que no le gusta comer pescado para el desayuno.