[ Septiembre.2017 ] Cuando escuches la palabra Grecia, te imaginarás el cielo azul al mismo tiempo, pero al día siguiente de llegar a la isla de Zakynthos, estaba nublado.
Debido al fuerte viento, el recorrido que habíamos reservado fue cancelado, así que pasamos un día en la ciudad de Zakynthos.
Solo había una calle principal allí, y subimos y bajamos no sé cuántas veces durante estas vacaciones.
Ese día fuimos a la Iglesia de Agios Dionysious.
Esta es la iglesia que venera al santo de la localidad llamado San Dionisio, que nació en 1547 y murió en 1622 y es conocido como «El santo del perdón».
Esta iglesia es uno de los tres edificios más importantes que sobrevivieron al terremoto de 1953.
Había un museo adjunto a la iglesia (entrada 1€) en el cual se exhiben aquellos tesoros que sobrevivieron al terremoto.
Cuando salimos de allí, la lluvia había comenzó.
Era casi la hora del almuerzo, así que nos dirigimos a un restaurante que encontramos en Internet llamado «Yard of Taste».
La ciudad de Zakynthos es pequeña pero tardamos un poco en encontrarlo.
El restaurante que finalmente encontramos era bastante elegante.
Tan pronto como nos sentamos, nos sirvieron agua embotellada y un plato de Bruschettas.
Así que decidimos pedir un entrante para compartir.
Elegimos queso Feta frito mezclado con algunas frutas y miel, realmente delicioso…
Como principal, elegí filete de cerdo y mi marido eligió otro tipo de carne.
El mío era con salsa de champiñones y puré de camote.
De hecho, originalmente en el menú decía que venía acompañado con Basmati, pero no me gusta tanto, así que lo cambié.
La carne estaba bien asada y el champiñón buenísimo.
Elegimos una botella de vino griego, que no era local, pero aún así, estaba tan bueno que pedí las botellas a un vendedor de vino griego online.
Después de la cena, probamos un licor llamado Mastika hecho de una resina de lentiscos.
Nunca he probado algo así, estaba genial.
Por la noche, fuimos a un pueblo llamado Bohali desde donde se puede ver las vistas de la ciudad de Zakynthos.
Había una ruina de un castillo allí, pero estaba cerrada.
Las vistas eran maravillosas y nos quedamos sentados allí para ver cómo cambiaba el color de la ciudad y las luces se encendían gradualmente.