[ Nov.2016 ] Aparentemente Jerez de la Frontera es famosa por sus danzas Flamencas.
Después de quedarnos satisfechos con una buenísima comida, fuimos a reservar las entradas para ver el baile flamenco que había esa misma noche.
El lugar se llamaba Tablao Flamenco, y caminamos por la ciudad buscándolo.
Jerez tiene más de 200.000 habitantes, pero el ambiente era muy relajado y era una pequeña ciudad rural.
Las baldosas en la fachada de las casas, y las filas de casas con
marco amarillo, me recordaron Alentejo, Portugal.
Vimos una tienda de ropa flamenca, también, como para mostrar lo popular que es este baile en la ciudad.
Finalmente encontramos Tablao Flamenco, pero estaba cerrado durante el día, aunque había un número de teléfono para hacer reservas.
Llamamos y reservamos.
Después de todo aquello, volvimos al hotel y dormimos un rato, ya que habíamos comenzado el viaje a las 3:45 am ya que el vuelo despegaba desde Stansted, Londres, que está lejos de nuestra casa.
Al igual que esa vez, a menudo usamos vuelos baratos, no porque sean baratos (A veces no lo son) sino porque vuelan a lugares interesantes directamente, desde aeropuertos desconocidos hasta aeropuertos desconocidos porque son mas baratas las tasas de aterrizaje.
De todos modos, después de nuestra siesta fuimos a ver el espectáculo que tenía comienzo a las 10pm.
No veía flamenco desde hacía ya un tiempo, desde nuestras últimas vacaciones en Andalucía.
Cada vez el baile es diferente, y esta vez su baile se concentró en los pies.
Había cinco personas en el escenario, un guitarrista, dos cantantes, hombre y mujer y dos bailarines, hombre y mujer.
Primero comenzaron a tocar la guitarra, seguidamente continuaron tomando el ritmo y después el canto.
El canto fue como si estuvieran levantando la voz a su gusto y sin reglas, pero en algunos momentos, la guitarra, el canto y la percusión de los golpes con la mano, se juntaban en orden.
Los bailarines comenzaron a bailar como si no pudieran estarse quietos, estaban llenos de emociones escuchando la música.
Apenas movían la parte superior del cuerpo, pero los pies los movían intensamente.
Es realmente una cultura especial, que no es similar a nada, ¿No es así?
Fue una lástima que no nos permitieran hacer fotos.
El lugar era espacioso, y algunos grupos de turistas estaban cenando allí a la vez que veían el espectáculo.
Nuestra entrada costó 25 euros cada uno con una bebida incluida.
Valió la pena.