[Deciembre.2017] Fuimos a Jigokudani en la prefectura de Nagano en Japón para ver monos japoneses.
Primero, cogimos el Shinkansen, el tren bala a la estación de Nagano.
Luego cambiamos a el Nagano Electric Railway para llegar a la última parada llamada Yudanaka.
Como habíamos escuchado que era una área en la que nevaba con frecuencia, estábamos preparados para comprarnos unas botas de nieve o algo para poder resistir el frío, pero cuando llegamos a Nagano, no había nieve, así que me decepcione un poco.
Aunque cuando nos estábamos acercando a Yudanaka, la nieve comenzó a caer en serio.
Parecía que esta era la primera vez que caía nieve abundante durante el invierno y nuestro tren se detuvo justo antes de llegar a Yudanaka.
No esperaba que esto sucediera en Japón, aunque es normal en muchos países.
Con el tren parado no obtuvimos ninguna explicación, y tuvimos que esperar bastante rato, por lo que los pasajeros, muchos de los cuales eran extranjeros, comenzaron a preocuparse.
Me impresionó lo que sucedió más tarde.
Un joven pasajero decidió irse a obtener informacion de algún lugar y cuando volvió comenzó a explicarnos.
Yo creo que era algún un trabajador de aquella compañía ferroviaria que había terminado su turno, porque la forma en que explicaba las cosas era bastante profesional.
Otra cosa interesante sucedió fue que otro joven sentado cerca nuestro, que iba a ser un profesor de inglés en el nuevo año que entraba (escuché que estaba hablando de eso con su amigo) hizo un esfuerzo para traducir la información al inglés para que se pudiesen enterar los turistas extranjeros.
¡Bien hecho ambos!
La razón por la cual el tren se detuvo fue que debido a la nieve, los neumáticos se deslizaron y se extendieron, por lo que el tren no pudo avanzar.
Al final, este tren de alta velocidad regresó a la parada anterior y tuvimos que cambiarnos a un tren normal, que iba mucho mas lento, que finalmente llegó a la estación de Yudanaka.
Llegamos 50 minutos tarde y el gerente de nuestro Ryokan (hotel de estilo japonés) nos estaba esperando en el frío.
Nuestro Ryokan se llamaba Senjukaku.
Habíamos reservado la habitación con baño termal de todos modos, pero nos dieron una habitación aún mejor.
El personal de allí nos dijo «Es una habitación en la que se quedó la familia del emperador».
La habitación estaba en la esquina y era muy amplia, e incluso el área del vestíbulo era grande, lo que me recordó a otro Ryokan que estuvimos hace unos años cerca de Kanazawa.
El baño termal en la habitación no era de los que están al aire libre, pero era agradable tenerlo porque podíamos bañarnos en cualquier momento sin ninguna preparación (generalmente en el Ryokan japonés, hay grandes baños comunales y hay que ir allí con toallas propias y ropa de recambio, etc…).
Debido a que aún teníamos el jet lag, nos levantamos a mitad de la noche y tomamos un baño, lo cual fue muy agradable.
Para la comida, tuvimos que ir al restaurante (algunos de los Ryokan sirven sus comidas en la habitación), pero esta era una habitación privada, para que pudiéramos relajarnos.
Hubo muchos platos cocinados con manzanas, porque esta es el área de producción de manzanas.
Tenían un plato de carne Shinshu de las vacas que crecieron comiendo manzanas.
Además, las cosas simples, como el arroz hervido y los encurtidos locales, como Nozawana también estaba todo buenísimo.