[Septiembre de 2020] Era un día como los demás en Alghero, ciudad en la parte noroeste de Cerdeña, Italia.
Lo único que hicimos fu ir a comer al mercado de la ciudad en la hora del almuerzo, nuestra pausa del trabajo.
Era la segunda vez que almorzabamos en el mercado.
Cuando fuimos allí por primera vez, estábamos emocionados, así que fuimos a mirar todo y compramos muchas verduras, pero ese día fuimos directamente al restaurante.
Sabíamos que el restaurante abría a las 12:30, así que llegamos a tiempo.
Noté que las anguilas, que no estaban disponibles la última vez, estaban alineadas en una vitrina de mariscos, en forma de brocheta.
Cuando le preguntamos al camarero cómo las cocinaban, dijo que las asaban.
Tenía curiosidad, así que pedí una anguila.
La anguila asada tenía un hueso en el medio y era delgada, por lo que fue difícil aflojarla, pero el sabor estaba mejor de lo que me esperaba.
Parecía un poco a la anguila Kabayaki, a la cuál estoy acostumbrada.
Era grasiento, y sabía perfecto.
Mi marido hizo la elección más segura, que era el besugo a la parrilla con sal.
Tanto mi esposo, al cuál no le gustan especialmente las espinas de pescado, como yo estábamos concentrados en separar la carne del hueso, así que fue un almuerzo silencioso.
Pedimos media botella de vino blanco y patatas fritas que otras personas habían comido la última vez y estuvieron deliciosas.
Aún así, fueron 36 € en total.
Quisimos comer un postre, así que fuimos a la panadería que estaba al lado del mercado.
No servían café en la panadería y nos pidieron que lo compráramos en la tienda de al lado, así que lo hicimos.
Era un pastel simple y estaba delicioso como estaba.
Todo por sólo 2,60 €.
Alghero es realmente una ciudad barata y comoda para vivir.
Pasamos la tarde viendo la tele en casa (el Airbnb) sin salir.
Vimos una película húngara llamada «1945».
Era la historia en un pequeño pueblo de Hungría inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial.
Un día, dos judíos llegaron a un pueblo con una caja.
Todos los aldeanos van y vienen por temor a que se revele el delito cometido por cada aldeano contra los judíos bajo el paraguas nazi.
Al final, queda claro que los dos judíos solo vinieron a enterrar sus reliquias, pero en esas horas, uno se suicidó, estalló un matrimonio y estalló un incendio.
Fue una película que expresó muy bien cómo la gente común es humanamente pequeña.
Como escribí antes, en Italia todos los programas extranjeros están doblados, sin subtitulos.
Así que lo vi, mientras mi esposo me lo explicaba.
Sin embargo, incluso con subtítulos en húngaro + italiano, lo pasé un poco mal.
