[Sept. 2021]Hemos estado bloqueados en el Reino Unido por más de un año, por las regulaciones sobre el Covid-19 y la pierna rota de mi marido.
Desde que empezé a vivir en Reino Unido esto nunca había pasado.
Hacia finales de septiembre, finalmente nos fue posible viajar al extranjero.
El destino era Italia.
Al momento de este viaje, para viajar desde el Reino Unido a Italia hay que presentar un certificado de vacuna, un certificado negativo de Covid y un formulario de localización de pasajeros de la Unión Europea (UE).
Para demonstrar el estado negativo es suficiente hacer una prueba de antígeno, pero los kits distribuidos por el Servicio Nacional de Salud (NHS) de forma gratuita no vienen aceptados: tienes que comprarlos en una farmacia, y el precio no es bajo.
Tuvimos que enviar los resultados de la prueba hecha a 48 horas del horario de salida, por lo que fuimos a la farmacia con reserva.
La prueba fue rápida y los resultados salieron pronto, pero el precio fue de £ 45 por persona.
Es una estafa, pero ¿qué podemos hacer?
Esta vez, la aerolínea era British Airways (BA), y había un mecanismo que no podíamos registrar a menos que subiéramos los tres tipos de documentos anteriores al sitio de BA.
Este fue un mecanismo inteligente, que hizo que todo fuera muy fluido en el aeropuerto (tanto en Londres como en Milán).
La última vez que estuvimos en la Terminal 5 de Heathrow fue hace cuatro meses, y esta vez nos dimos cuenta de que se habían eliminado los carteles anteriores de «no te sientes aquí» en los asientos por distanciamiento social.
La mayoría de las personas usaban máscaras faciales, pero todavía había algunas personas que no las usaban.
En mi opinión, el derecho de «libertad» equivocado está difundido en el Reino Unido y, como resultado, solo la mitad de los pasajeros de autobuses y trenes en la ciudad ahora usan máscaras.
La última vez que cogimos un avión, había el orden de abordar el avión con pocos pasajeros a la vez desde el asiento trasero para mantener el distanciamiento social, pero esta vez se había vuelto al orden ‘Prioritario’ original.
Sin embargo, la razón podía ser también que el avión estaba practicamente vacío esta vez.
Tuvimos que escribir dos tipos de documentos relacionados con Covid en el avión.
Uno era para las aerolíneas y el segundo era para el gobierno italiano, pero este último era el mismo que los documentos de la UE presentados por adelantado y no era necesario después de todo.
Entrar en Italia fue sencillo y sin problemas.
En el control de pasaportes, me pidieron que mostrara un certificado de vacuna impreso (llamado «Green Pass» en Italia), pero los funcionarios lo miraron por encima.
Me sentí aliviada viendo que al final viajar al extranjero, que hasta ahora me había parecido haberse convertido en un gran obstáculo, fuera más fácil de lo que esperaba.
Por cierto, en el aeropuerto de Linate en Milán, todavía había carteles que decían «No se siente aquí» en los asientos.