[Ago. 2009] En diciembre de 2020, cuando el Covid-19 todavía está desenfrenado, no podemos viajar fácilmente como de costumbre, por lo que me he quedado sin nuevos materiales de viaje.
Por tanto, me gustaría recordar nuestros viajes anteriores.
En cuanto a Bergen, Noruega, noté que lo dejé solo con unas pocas fotos, así que decidí escribir sobre él, recordando la historia en ese momento.
En resumen, fue un viaje muy corto de solo dos noches, pero muy gratificante y divertido.
Primer día.
Acabamos nuestro día de trabajo en Londres y aterizamos a Bergen un viernes por la noche.
Lo primero que noté sobre Noruega fue que muchas personas mayores trabajaban en primera línea.
Los asistentes de vuelo en el vuelo de SAS en el que subimos no eran jóvenes y los oficiales de control de pasaportes también eran ancianos, y parecían trabajar felices.
Creo que es algo bueno.
Mi diario di viaje era pobre y falta el nombre del hotel en el que nos alojamos, pero era un hotel normal de tres estrellas, sin nada especial que mencionar.
Lo especial era que nuestra habitación estaba en el décimo piso, así que las vistas eran estupendas.
El sábado siguiente, nos levantamos temprano y hicimos una gira llamada «Noruega en pocas parablas».
Este fue un recorrido gratuito para ver la naturaleza noruega rápidamente, conectando trenes, barcos y autobuses.
Este tour incluyó solo transporte y no hubo obligaciones ni guía.
Parecía que estaba bien publicitado en Japón, y estaban un numero desproporcionado de asiáticos orientales, como los japoneses.
Primero, cogimos el tren de Bergen Railway desde la estación de Bergen durante aproximadamente 2 horas.
Esta es la línea que conecta Bergen a la capital Oslo en 6 horas, y nos bajamos en la estación Myrdal en el camino.
Aquí cambiamos al Flåmsbana (ferrocarril de Flåm).
Este tren recorre en una hora 20 kilómetros, desde Myrdal hasta Flåm, un pueblo en la costa de Sognefjord.
Fue un tren turístico, y hubo tiempo para tomar fotos con una parada temporal en las cataratas Kjosfossen en el camino.
Era una cascada muy vigorosa y valía la pena verla.
Además de esto, el paisaje de Flåmsbana era pintoresco.
Podía ver el paisaje de casas de madera roja en las colinas de color amarillo verdoso y, a veces, algunos lagos azules.
El interior del coche también estaba hecho de madera y era de buen gusto.
Recuerdo que el conductor de este tren también era bastante mayor.
Tuvimos un aburrido almuerzo de perritos calientes.
Había una pequeña tienda de recuerdos donde se vendían lindos suéteres tejidos al estilo escandinavo.
No hace falta decir que compré uno.
También hubo entretenimiento adicional aquí en una lancha a motor de alta velocidad, pero no lo tomamos y abordamos un bote que atravesaba el Sognefjord temprano.
